Gorros y cubrebocas reutilizables de colores: la tendencia en hospitales

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Gorros y cubrebocas reutilizables de colores: la tendencia en hospitales

Un poco de color no está mal, sobre todo en estos tiempos donde el personal sanitario está cansado. Estos gorros de colores, por ejemplo, son inspiradores.

Te has preguntado, ¿por qué todos los uniformes del personal médico son azules, verdes o blancos?

A principios del siglo XX el color utilizado para la ropa de los médicos era el blanco. Este continúa siendo popular pues ayuda a detectar cualquier mancha o suciedad y a mantener la higiene.

También existen los colores verdes y azules para relajar la visión y descansar. Eso sí, sin dejar de diferenciar la sangre o posibles manchas. No obstante, hay una nueva tendencia: los detalles en colores en los gorros de quirófano.

El objetivo de esta iniciativa es humanizar el entorno hospitalario. La empresa Robinhat comenzó a crearlos en 2014.

En entrevista para el diario El País, uno de los fundadores de esta empresa, Javier Garrido, expresó que todo inició como un detalle que quiso tener con sus clientes en la industria farmacéutica. Le dieron 50 euros para producir esos coloridos gorros, y posteriormente se fue a otro hospital con su propuesta.

“Tenía mucha relación con cirujanos, con personal de enfermería… A través de un contacto que hacía sus gorros, se me ocurrió decirle que me hiciese unos cuantos para regalar y agradecer el trato que me daban”, expresó Garrido al periódico. Al repartirlos, se encontró con una respuesta entusiasta. “Fue tal éxito… Al final me los pagaron y encima me pidieron más”.

Hoy día, sus “buenas intenciones” lo han llevado a tener un emporio de cerca de tres millones de euros y con un alcance a 20 países.

No solo se trata de alegrar los ojos de pacientes, también estos gorros de colores tienen una función social. Un porcentaje de la facturación se destina a diferentes organizaciones altruistas. A la fecha, han apoyado a 50, y van por más.

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El Covid hizo que pasaran de gorros de colores a mascarillas ecológicas

Sus gorros de colores han sido la estrella de su catálogo por cinco años, pero debido a la pandemia, surgió otro producto estrella: el cubrebocas.

“Nos pidieron ayuda unos cirujanos… porque no tenían mascarillas. Que, por favor, a ver si podíamos coserlas con la tela que teníamos”, expresa Garrido.

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Así, los creadores de los gorros de colores comenzaron a recibir solicitudes para enviar cubrebocas a cientos de hospitales. Contaron, para lograrlo, con 25 mil voluntarios que se dedicaron a coser. El resultado: entregaron más de tres millones de cubrebocas gratis.

Actualmente, su equipo cuenta con 11 empleados y 100 colaboradores externos, lo cual ha hecho de su causa un modelo de negocio interesante que además, ofrece trabajos locales.

Entre los objetivos de estos gorros de colores está continuar posicionándose en Estados Unidos, Japón y Alemania, donde ya tienen presencia. Además, piensan llegar a nuevos sitios, como Brasil y Colombia.

¿Por qué tener colores en los quirófanos no es tan mala idea?

Tener detalles alegres como estos gorros de colores no es una idea nueva. Harry Sherman, un cirujano estadounidense, descubrió a principios del siglo XX que los blancos tradicionales eran demasiado brillantes para los hospitales.

A partir la teoría del color, desarrolló un entorno de “verde espinaca”, como complemento de color al rojo de la hemoglobina y creó un quirófano 100% verde, con paredes, pisos, sábanas e incluso toallas verdes. Así, descubrió que sus ojos podían descansar en los detalles y la textura de la herida sin competir con la “luz extraña” provocada por la iluminación artificial.

Por su parte, el arquitecto William Ludlow, también por esas fechas, defendió la terapia de color como parte importante de los lugares dedicados a la salud. “Nuestros ojos fueron hechos para encontrar descanso y satisfacción en verdes suaves, azules pálidos, un toque ocasional de rojo, pero sobre todo, el glorioso amarillo dorado del sol”.

Así que llenar nuestra vida de color, incluso cuando se trata de una sala de hospital, no es tan mala idea. ¡Y qué mejor si es con productos reutilizables que no contaminen el medio ambiente!

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