Se dice que la felicidad es efímera, pero una vez que se vive este sentimiento comenzamos a vivir en plenitud… tú, ¿eres realmente feliz?
A todos nos ha pasado, de pronto alguien nos pregunta si somos felices y en automático respondemos un “sí”, pero todo el día te quedas preguntando si eres realmente feliz, ¿lo eres? Aquí te decimos cuáles son las 10 preguntas que debes hacerte para conocer la verdadera respuesta, ¿estás listo?
De acuerdo con el psicólogo Reynaldo Alarcón, psicólogo de la felicidad y escritor de Psicología de la felicidad. Introducción a la psicología positiva, hay cuatro características que interfieren en la construcción de la vida:
- El sentido positivo
- Sentir satisfacción con la vida
- La realización personal
- La alegría de vivir
Pero, dependiendo la actividad que se realice la sensación gratificante que deja podría confundirse con placer; entonces, ¿eres feliz o solo experimentas el placer de las cosas?
Ser feliz diario, no todo el tiempo pero sí cada día, esa es un gran estándar y para ello, dependemos de ciertas cosas que dan plenitud en la vida. Muchas de ellas determinadas casi en su totalidad por nosotros, entonces, ¿la felicidad depende de cada uno? Sí.
¿Cómo sé si soy feliz?
Existen 10 preguntas que podrían ayudarte a saber con certeza cómo te sientes, si quieres saberlo, responde:
¿Estás dónde quieres estar?
Todos queremos siempre más, pero si tuvieras que permanecer como estás actualmente, ¿estarías satisfecho? No se trata de ser conformistas, se trata de aprender a reconocer si en el presente tienes todo para estar bien, para ser feliz.
“Que cuando estemos mal estemos como hoy”, ¿estarías bien sabiendo que hoy podría ser tu punto más bajo?
¿Lo que tienes es lo que deseas en realidad?
Muchas cosas de las que obtenemos las tenemos por gusto, por placer o por necesidad pero, ¿existen algunas por las que hayas puesto todo tu esfuerzo y deseabas con pasión? No importa lo simple o lo grande que haya sido la recompensa, si te sientes satisfecho, estás haciendo lo correcto.
¿Te sientes satisfecho contigo mismo?
Si regularmente te descubres diciendo: me siento satisfecho con lo que soy, la vida ha sido buena conmigo, tengo lo que merezco, mi vida es excelente. Puedes considerar que realmente te sientes bien contigo mismo.
¿Tu yo pasado estaría feliz de lo que eres actualmente?
Esta es una pregunta muy común. Sólo recuerda que la respuesta no se trata de pensar en lo que en ese entonces deseabas, si no, de viajar al pasado y contarle lo que lograste. ¿Se alegró tu yo niño, tu yo adolescente?
¿Te gusta lo que haces?
No siempre se puede hacer todo lo que se desea, pero sí se puede estar feliz con lo que se hace actualmente. Querer más, desear más y aspirar a más es parte importante de nuestro crecimiento, pues representa metas y retos, pero hoy ¿estás bien con lo que te encuentras haciendo?
¿Qué has logrado?
¡Seguro muchas cosas! Pero hay algunas que nos motivan más y nos hacen querer conseguir la plenitud, lo que sin duda alguna determina el grado de nuestra felicidad. Eso sí, esto es subjetivo, cada quien sabe qué lo hace feliz y cuánto, no te compares con nadie.
¿Tienes bienestar individual?
Nada tiene que ver con resolver las cosas solo, ser autosuficiente y pensar que no necesitas ayuda. Hacer lo que realmente deseas sin que las opiniones de otros influyan y ser consciente de que tu recompensa o consecuencias fueron realmente por tu mera y absoluta decisión.
¿Cosas pequeñas alteran tu estabilidad?
La vida está llena de imprevistos, mucho de lo que nos pasa ni lo pensábamos o estaba planeado. Sin embargo, no salirte de balance es muy importante para poder afrontar aquello que está fuera de tu control sin alterar tu tranquilidad y, claro, felicidad.
¿Disfrutas tu presente?
Disfrutar del presente es una gran manera de permanecer feliz, sabiendo que el pasado ya no existe y lo que viene posiblemente no existirá como lo esperamos, pues el futuro es una imagen que nos creamos, un espejismo. Vive el hoy.
¿Cuántas veces al día sonríes?
No porque una cantidad signifique que eres feliz o no, la risa no sólo contagia a otros, también te alegra a ti. “Sonríe con tu cara, con tu mente y hasta con el hígado”, ya lo decía Ketut Liyer en Comer, rezar, amar.
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