Primero era el dilema: ¿usar o no cubrebocas? Ahora que sabemos que SÍ, hay que corregir los errores que cometemos al momento de portarlo.
De repente, es el tema del diario, incluso cuando queremos romper el hielo: ¿qué cubrebocas usas? ¿Dónde lo compras? ¿Es reciclable? Así, este utensilio, antes utilizado solo por los médicos, se volvió el accesorio indispensable de nuestro atuendo. Pero claro, no se trata de un tema de moda, sino de nuestra salud. Y es que, al principio de la pandemia, todo resultaba confuso: mientras unos aseguraban que usar cubrebocas sí ayudaba a prevenir contagios, otros lo negaban. Ahora, por fortuna, tenemos más claridad. Más de una decena de estudios comprueban que nos protege y nos ayuda a proteger. Por ejemplo, de acuerdo con datos del Institute of Health Metrics and Evaluation, en Estados Unidos sería posible prevenir 33 mil muertes para octubre de este año si 95% de las personas utilizaran su cubrebocas en público.
Ok, hay que usar cubrebocas, pero ¿cómo hacerlo correctamente?
“Acostumbrarse a llevar un cubrebocas toma tiempo”, dice Scott Segal, director de Anestesiología en el centro médico Wake Forest Baptist Health, al New York Times. “Si el aire se siente un poco viciado, lo más probable es que lo estés usando exactamente como debe ser”.
En efecto, si bien es posible correr con un cubrebocas sin que nos ocurra nada malo, no podemos negar que el uso resulta extraño, por lo menos al principio. Sin embargo, a todo nos acostumbramos, no hay pretextos: somos más adaptables de lo que creemos. Así que ¡vamos a usarlo y cuidarlo como se debe!
Evitemos cometer los siguientes errores comunes con el cubrebocas:
- Usar el cubrebocas debajo de la nariz.
- Dejar expuesta la barbilla.
- Cubrir solo la punta de la nariz.
- Usarlo flojo y que quede expuesto a los lados.
- Dejarlo como “cubrepapada“, es decir, debajo de la barbilla para descansar.
- No lavarnos las manos antes y después de utilizarlo.
- Tocar el frente del cubrebocas cuando nos lo quitamos.
- Ponerlo después de salir de nuestra casa; si vivimos en un departamos y transitamos por espacios comunes como escaleras o elevadores, nos exponemos a contaminación.
- Al regresar a casa, colocarlo en cualquier lugar: un librero, un mueble o sobre nuestra cama. ¡Es un foco de infección!
- No lavarlo y secarlo a diario. Si nuestro cubrebocas es de tela, podemos echarlo a la lavadora con el resto de nuestra ropa sin problemas. Aunque algunos recomiendan dejarlo remojar en agua hirviendo con jabón por un buen rato. Las dos opciones están bien.
- Utilizar una bolsa de plástico para guardarlo (se vuelve un cultivo de bacterias, además de la bolsa no es muy eco-friendly que digamos). Lo ideal es guardarlo en una bolsa de papel limpia y cerrada o bien en un recipiente transpirable.
- No respetar la distancia social y olvidarnos de lavarnos las manos o usar gel antibacterial porque nos confiamos en el cubrebocas. No es un accesorio maravilla, es un complemento, recordémoslo.
- Reutilizar cubrebocas médicos; estos no están hechos para varios usos.
Entonces, ¿cómo si usar el cubrebocas para que no nos arriesguemos?
Lo correcto es que nos cubra hasta cerca del puente de la nariz, ajustado en dicha zona y, hacia abajo, por debajo de la barbilla. Sin espacios libres. Solamente así y no cometiendo los errores antes mencionados podremos volvernos unos ases en el arte de usar cubrebocas. ¿Ya te consideras un expert@? Si no, revisa los mitos que debes de romper sobre su uso.