Nadar en agua helada podría ayudar a retrasar los signos de demencia en las personas, de acuerdo con un nuevo estudio de la Universidad de Cambridge.
En los países de bajas temperaturas, como Islandia, nadar en agua en medio del frío es un hábito que ayuda a las personas a ser más felices. Esto evita incluso enfermedades mentales como depresión. Te hemos contado, que por sí misma, la actividad de nadar resulta un ejercicio muy completo para quien lo practica. Y ahora, nuevas investigaciones descubren que nadar en agua helada puede ser un tratamiento contra la demencia. Eso sí, con una condición: tiene que ser en agua helada.
Científicos de la Universidad de Cambridge estudiaron a los nadadores del Parliament Hill Lido, una piscina pública al aire libre sin calefacción en Londres. Encontraron que cuando se exponen al agua helada, sus cuerpos producen una proteína que se cree disminuye el ritmo de la demencia.
La investigación aún se encuentra en una etapa temprana. Sin embargo, es un respaldo para estudios anteriores que señalan que las bajas temperaturas activan la producción de dicha proteína, llamada RBM3. Esta proteína permite que la sinapsis del cerebro reforme conexiones perdidas de la misma manera que ocurre en los cerebros de los animales que hibernan en el invierno.
Antes de echarte un chapuzón al agua helada para luchar contra la demencia, revisa si eres candidato
Nadar en agua helada puede ser peligroso para personas con condiciones de salud previas. Por lo que antes de aventarte un clavado al agua helada para reducir el desarrollo de la demencia, revísalo con tu doctor de cabecera. Pues también recordemos que los cambios drásticos de clima pueden generar enfermedades respiratorias. El reto, entonces, es que los investigadores creen una droga que estimule la producción de la proteína RBM3 para reducir la demencia.
La demencia es un síndrome caracterizado por el deterioro de la función cognitiva, es decir, la capacidad para procesar el pensamiento, más allá de lo que podría considerarse una consecuencia del envejecimiento normal. La demencia afecta a la memoria, el pensamiento, la orientación, la comprensión, el cálculo, la capacidad de aprendizaje, el lenguaje y el juicio. La conciencia no se ve afectada. El deterioro de la función cognitiva suele ir acompañado por el deterioro del control emocional, el comportamiento social o la motivación.
La demencia, una enfermedad que afecta a gran parte de la población
De acuerdo con la OMS, la demencia afecta a nivel mundial a unos 50 millones de personas, de las cuales alrededor del 60% viven en países de ingresos bajos y medios. Cada año se registran cerca de 10 millones de nuevos casos. Se calcula que entre un 5% y un 8% de la población general de 60 años o más sufre demencia en un determinado momento.
En palabras de la profesora Giovanna Mallucia, del Dementia Research Institute’s Centre at the University of Cambridge, retrasar el desarrollo de la demencia con baños de agua helada podría ayudar a las personas a incluso reducir el costo de la enfermedad.
“Si retrasamos el progreso de la demencia por un par de años en toda la población, tendría un impacto enorme a nivel económico y de salud”, dijo.