Los alimentos con glueten, lácteos y el café están entre las principales causas del síndrome de colon irritable, pero la lista es más amplia.
Por mucho tiempo, el síndrome de colon irritable (cuyo nombre más preciso es síndrome de intestino irritable) era diagnosticado como un problema casi de sugestión. Pues no hay signos visibles para identificarlo.
Sin embargo, el dolor y los malestares que provoca son reales. Y a medida que avanza la ciencia médica, los expertos están comenzando a encontrar explicaciones físicas para trastornos que anteriormente no tenían una causa biológica conocida.
Entre las causas del síndrome de colon irritable está la teoría de que los nervios demasiado sensibles en el tracto gastrointestinal del paciente envían señales de malestar al cerebro que resultan en dolor y mal funcionamiento.
Una investigación reciente encontró que otra posible explicación para el síndrome de colon irritable es una infección en el tracto digestivo. La cual desencadena una reacción alérgica localizada en el intestino.
Frecuentemente, los pacientes con este padecimiento informan que sus síntomas comenzaron a raíz de una infección gastrointestinal. Una infección de esta índole puede alterar temporalmente la capa de células que normalmente recubren el intestino.
Estas células forman una barrera que evita que se absorban de los alimentos las proteínas que provocan alergias. Cuando se traspasa esa barrera, las personas pueden volverse intolerantes a alimentos que antes no les causaban ningún problema.
Causas del síndrome de colon irritable
Una investigación realizada en ratones y publicada en enero en la revista Nature mostró cómo podría suceder esta alteración de las células que recubren el intestino.
Después de infectar los intestinos de los roedores con bacterias, los investigadores encontraron que los microbios liberaron toxinas que iniciaron una reacción alérgica en los intestinos. Lo cual provocó que el sistema inmunológico creara anticuerpos contra proteínas dietéticas específicas.
Cuando esas proteínas en particular se ingirieron provenientes de los alimentos, una reacción inmunológica causó una contracción en los músculos del estómago de los roedores. Algo que se parece a los síntomas del síndrome del intestino irritable (SII), incluyendo diarrea y dolor abdominal.
Luego, los investigadores demostraron que una respuesta inmune similar ocurrió en 12 pacientes con SII cuando se inyectaron en el recto estos alérgenos alimentarios comunes como el gluten, el trigo, la soya o la leche.
Todos los pacientes con sídrome de colon irritable tuvieron una reacción localizada a uno o más de los alérgenos. Mientras que solo dos de ocho personas sin el síndrome reaccionaron a algún alérgeno.
A diferencia de las alergias alimentarias clásicas que pueden producir urticaria, hinchazón y otras respuestas inmunitarias en todo el cuerpo. La reacción a los alérgenos en el estudio fue detectable únicamente en el colon.
¿Qué tan común es el síndrome del intestino irritable?
El síndrome de intestino irritable, o de colon irritable, es el trastorno gastrointestinal que se diagnostica con más frecuencia. Los síntomas pueden variar de un paciente a otro. Pero generalmente incluyen calambres, dolor abdominal, hinchazón del estómago, gases intestinales. Así como diarrea, estreñimiento, o ambos.
El trastorno afecta a más mujeres que hombres y es más común en personas menores de 50 años. Tan solo en Estados Unidos los costos médicos anuales de la afección superan los 1,000 millones de dólares.
Se trata de una condición crónica que requiere estrategias de contención continuas. Como saber siempre la ubicación del baño más cercano o tener que usar pañales cuando el acceso al baño es limitado.
La angustia emocional que puede causar a menudo resulta en depresión y ansiedad. Y puede llevar a otros a pensar incorrectamente que el trastorno intestinal es autoinfligido.
¿Pueden ayudar las terapias calmantes?
Existe un vínculo conocido entre el cerebro y el intestino, y ciertamente el estrés excesivo puede agravar las causas del síndrome de colon irritable. La terapia cognitiva-conductual puede beneficiar a algunos pacientes y muchos encuentran útil emplear técnicas de relajación como imágenes positivas, relajación muscular progresiva o meditación.
El yoga y otros tipos de actividad física también pueden disminuir los síntomas del síndrome de colon irritable. Y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Un ensayo clínico en el que participaron 102 pacientes encontró que aquellos que realizaban una actividad física vigorosa de tres a cinco días a la semana experimentaron una reducción de los síntomas físicos y psicológicos.
Otra técnica que puede llevarse a cabo en cualquier momento y lugar para ayudar a aliviar el dolor y la tensión es la respiración diafragmática, que es lo opuesto a sumir el vientre.
En lugar de henchir el pecho cuando los pulmones se llenan de aire, el diafragma se empuja hacia el estómago, lo que causa que el vientre se eleve. Practícalo de este modo: coloca una mano por encima de tu ombligo para sentir cómo se eleva tu abdomen al inhalar lentamente por la nariz. Y luego se contrae al exhalar por la boca.
¿Qué alimentos debo evitar si tengo síndrome de colon irritable?
Los pacientes con síndrome de colon irritable pueden reducir los malestares al evitar alimentos o bebidas que desencadenan sus causas. Como el trigo y otros alimentos que contienen gluten.
Esto incluye, también, productos lácteos, frutas cítricas, frijoles, col y otros vegetales que causan gases, así como bebidas carbonatadas. Las personas también pueden reaccionar mal a los alimentos picantes o grasos, el café o el alcohol.
Algunos pacientes han reducido las causas del síndrome de colo irritable al adoptar una estricta dieta FODMAP (dieta baja en oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables), que elimina todos los almidones y azúcares fermentables.
La dieta FODMAP altera favorablemente la población de microbios que viven en los intestinos. Reduciendo las bacterias productoras de gases que prosperan en los alimentos fermentables.
Algunas evidencias sugieren que los prebióticos o probióticos pueden ser otra opción terapéutica para manipular las bacterias que habitan en el tracto intestinal, aunque los hallazgos son limitados.
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