Nuestra experta en desarrollo humano, María Elena Esparza, dice que además de regalos de Navidad, hay otra forma de demostrar nuestro cariño.
La emoción por la Navidad ya está a tope. Hay algo de la ilusión infantil sobre esa noche que conservamos para siempre. ¿A quién no le gusta recibir una sorpresa increíble envuelta con cariño?
Quizá puede ser difícil separarse de lo material entre tantos anuncios y presión del mercado para consumir. No sé si te ha pasado que a veces ya solo te importa comprar todo lo de tu lista, sin siquiera pensar si eso le gustará a la persona que lo va a recibir. Así son las prisas.
La pandemia nos ha dejado lecciones muy importantes y todo parece indicar que este año nos podremos volver a reunir en familia. Por lo que te propongo darle un toque especial que será un regalo no sólo para los demás sino también para ti.
Esto es porque con cada obsequio tu corazón recibirá una energía hermosa e irremplazable. Sé que suena un poco cursi, pero hablo de encontrar en la gratitud y el perdón una gran satisfacción. Ambos, son dos grandes regalos en esta temporada.
Cómo imprimir un poco de emoción en nuestro regalo de Navidad
Enlista a todas las personas a quienes por alguna razón te gustaría darles las gracias durante la pandemia; por eso que hicieron que te ayudó a ser o estar mejor. Tal vez hasta fue sin querer o incluso como parte de un proceso o momento difícil que hayas vivido. Lo complicado también se agradece ya que nos permite evolucionar.
Haz lo mismo con quienes ameriten una disculpa. En el día a día, a veces herimos, juzgamos, bloqueamos. A pesar de que no haya dolo en esas pequeñas acciones, importan. Si detectas un patrón que te gustaría despedir, hazlo desde el perdón.
Puedes dar las gracias y pedir perdón mediante un mensaje, una carta, una llamada telefónica. O en persona si existe la posibilidad y deseas hacerlo así, manteniendo la atención en las medidas sanitarias que se han vuelto esenciales.
Dar las gracias y pedir perdón son sensaciones maravillosas, tanto para quien las recibe como para quien las otorga. Es una forma íntima de celebrar la Navidad desde el corazón.
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