Regala experiencias a los más pequeños y haz grandes cosas por su desarrollo social e inteligencia. Además, se estrechan los lazos entre niños y familia.
Es cierto, nada se compara con ver a tus hijos, hermanos o sobrinos, abrir cajas brillantes llenas de juguetes en Navidad. Pero, porque los niños son sólo niños, una vez superada la emoción inicial, los juguetes suelen ser reemplazados por la siguiente novedad o cualquier otra cosa que llame su atención. A grandes rasgos, esta experiencia habrá contribuido poco a su desarrollo.
En 2016, un estudio publicado por el Journal of Consumer Research de la Universidad de Oxford, expuso que, en cambio, regalar experiencias a los más pequeños hace grandes cosas por su desarrollo social e inteligencia, además de estrechar los lazos entre niños y padres de familia.
Lo anterior también obedece al beneficio probado de pasar más tiempo con los niños. A pesar de que adoran los juguetes, los niños valoran mucho más el tiempo que sus padres y familia les dedican. Por ello, es de vital importancia que la experiencia que les regales incluya en ella a los miembros de la familia.
En este tipo de regalos, les son requeridas muchas habilidades (del habla, motoras, etc.) en comparación a la interacción que podrían tener con cualquier juguete. El resultado es una mayor estimulación de sus capacidades y con ello un mejor desarrollo en muchos sentidos.
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“La razón por la cual regalar experiencias conecta mejor socialmente es porque tienden a ser más evocadores con las emociones: un regalo experiencial provoca una fuerte respuesta emocional cuando un receptor lo consume, como el miedo y el temor de una aventura de safari, la emoción de un concierto de rock o la tranquilidad de un spa, y es más intensamente emocional que una posesión material”, dijo Cindy Chan, una de las autoras del estudio.
El estudio, titulado “Los regalos experimentales fomentan relaciones sociales más fuertes que los regalos materiales” no se limita al efecto que éstos tienen en los niños. De acuerdo con el resultado de los experimentos conducidos en cientos de sujetos, los adultos también se ven beneficiados de esta práctica.
En muchos de ellos, se pudo observar el incremento de sensaciones de alegría y sorpresa. Y una mejora en las relaciones interpersonales después de pasar más tiempo juntos en la actividad. Claro, cierto tipo de personalidades, especialmente aquellas más ansiosas, mostraron también emociones como la angustia y el enojo (ante la obligación de cumplir con la experiencia).
Así que, ¿tú qué piensas regalarle a tus hijos? Piénsalo mejor.
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