Cómo aplicar la respiración para auto curarnos

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Cómo aplicar la respiración para auto curarnos

Aprender sobre el poder curativo de la respiración es una cuestión de práctica. Y una vez que lo domines verás todos los beneficios que te aportará.

Respira y cuenta hasta diez… ¿Por qué crees que siempre nos recomiendan hacer esto cada vez que estamos frente a una situación de estrés, miedo o enojo? Pues porque, efectivamente, la respiración es más poderosa de lo que creemos.

La respiración puede relajarnos, controlar ciertas situaciones, regular nuestros procesos emocionales y físicos e, incluso, curarnos.

Según el gurú indio y líder humanitario Sri Sri Ravi Shankar: “la mente y la respiración tienen un rol muy importante para curar el cuerpo. Si las personas enfermas no descansan, por más que reciban medicación no se van a curar. Nuestro cuerpo tiene una habilidad natural de curarse cuando tiene descanso profundo, y la mente puede otorgar ese descanso al cuerpo”.

El acto de respirar parece ser algo sencillo y aparentemente automático, tal vez por eso lo percibimos carente de valor. Sin embargo, cuando esta función está bloqueada, limitada o inhibida por alguna situación de estrés o por un hábito de respiración inadecuado, la unidad psico-físico-emocional que somos resulta afectada. De esta manera, se alteran los ciclos del sueño, el nivel de energía, la memoria, la concentración o la templanza emocional. 

De hecho, la respiración es la única función fisiológica que puede ser regulada conscientemente. Al menos por un tiempo puede quedar bajo el comando de nuestra voluntad, por lo cual es, a la vez, un proceso involuntario y voluntario.

La respiración es capaz de anular los pensamientos negativos

El poder curativo de la respiración es tan eficaz que puede modificar positivamente trastornos físicos, emocionales y psíquicos, como la ansiedad, la agorafobia o la depresión. Es por eso que disciplinas milenarias como el yoga basan sus posturas y ejercicios a partir del manejo de la respiración.

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El estrés y la depresión se pueden eliminar con los programas de respiración. Controlando este acto biológico se logra el equilibrio mental, se fortalece el sistema inmunológico y las emociones se vuelven más armoniosas”, asegura el maestro Shankar.

Existen tres distintos tipos de respiración. En Wokii, además de que ya los llevamos a la práctica, te compartimos un par de técnicas para que aprendas a aplicar el poder curativo de la respiración en todo tu cuerpo, mente y alma.

Diafragmática o abdominal

Esta técnica implica directamente a nuestro diafragma, el músculo que separa la caja torácica del vientre, y es muy útil para combatir síntomas como la ansiedad. Para observar si la estamos realizando correctamente lo mejor es colocar una mano sobre el pecho y la otra sobre el vientre.

Ahora, toma aire profundamente por la nariz, mientras sientes cómo la mano colocada en el vientre se alza. Realiza una pequeña pausa y suelta el aire por la boca lentamente. Repite esta secuencia al menos durante 10 minutos.

Alterna

Consiste en inhalar alternando cada una de nuestras fosas nasales. Es una respiración sencilla que puede inducirnos a un estado de calma y relajación muy buena para nuestro cuerpo y mente.

En postura de meditación, tapa con tu pulgar derecho la fosa nasal derecha e inhala lenta y profundamente. Para soltar el aire, tapa la fosa nasal izquierda y expúlsalo por la fosa nasal derecha. Repite el mismo mecanismo a la inversa.

Completa

Se realiza en tres fases de inspiración y tres de expulsión. Puede realizarse sentado, acostado o de pie. Es una técnica que aporta múltiples beneficios, como ampliar nuestra capacidad torácica, entrenar nuestro autocontrol e inducirnos en un estado de serenidad y concentración.

Coloca las manos como en la respiración abdominal. Respira lentamente por la nariz, lleva el aire hacia el abdomen, luego a la zona de las costillas intentando que se expandan. Por último hacia la clavícula. Retén el aire unos segundos.

Comienza la expulsión en el sentido inverso: primero clavícula, después las costillas y al final la zona abdominal hasta quedarse sin aire. Haz varias repeticiones.

Para que tus ejercicios de respiración surtan un mayor efecto, acompáñalos con música de cuencos tibetanos, meditación o sonidos de la naturaleza. Verás que el cambio que generarás en ti mismo se extenderá a todo tu alrededor.

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