Las frutas parecen tesoros. Ahora, una emprendedora suiza ha conseguido transformar las cáscaras de plátano en un material sostenible para lentes y cuero.
Las frutas se están convirtiendo en una alternativa sostenible para crear materiales innovadores a base de los residuos que van a la basura. Cada vez más empresas usan la piel de las manzanas para cuero y otras aplicaciones. Y parece que ahora las cáscaras de plátano se perfila como un material muy ecológico y con gran potencial.
Kuori transforma el plátano en lentes
La idea ha salido de la mente de Sarah Harbarth, una diseñadora afincada en Suiza, que vio el potencial de convertir este residuo orgánico en una fuente sostenible de material para diferentes usos. Su proyecto se llama Kuori.
Harbarth consiguió crear cuatro productos distintos, totalmente compostables y hechos con cáscaras de plátano. El primero son unos lentes de mármol moteado de plátano. Luego, al combinar material de PLA reciclado con cáscaras de plátano, Harbarth produjo un filamento de impresión 3D con el que se puede imprimir lo que se quiera. Por este hallazgo en concreto recibió el Green Product Award 2020.
El tercer producto que Harbarth creó es una suela de zapato hecha completamente con la piel de esta fruta. Una solución ideal para el problema de los microplásticos que quedan adheridos al piso cuando caminamos. Con esta idea Harbarth creó una suela que alimenta y cuida el pavimento o la tierra. El último logro es una alternativa a la piel o cuero. Lo aplicó en una correa de reloj, hecha de cuero sostenible, vegana y reciclable a base de plátano. Este cuero lo usó también para fundas para celulares por ejemplo.
Kuori también se presenta como una alternativa sostenible al blanqueo de pieles y sus efectos nocivos en el medio ambiente. “Mi concepto representa una alternativa sostenible, que ahorra recursos, orgánica y vegana, reciclable, al cuero animal”, dice la suiza Sarah Harbarth.
Larga vida al plátano
Ella define Kuori como “un concepto de material alternativo biodegradable que está siendo considerado por la economía del reciclaje. Consiste en la cáscara de plátano, que se desecha como subproducto de nuestro consumo diario”. Y es que los plátanos se encuentran entre las frutas más populares en Suiza. “A diferencia de las manzanas nacionales también populares, el plátano se debe importar. Esto lleva de 20 a 30 días y cuesta mucha energía, entonces, ¿por qué no usamos el plátano entero?”, se pregunta la emprendedora.
Las ventajas de este material nuevo permite un procesamiento cuidadoso, como cosido, corte, encolado, corte por láser, moldeo por inyección, producción de granulado y extrusión de película, lo que lo convierte en una opción sostenible con mucho potencial. Cada año se comen más de 100,000 millones de plátanos y calculan que en promedio comemos 10 kilos de plátanos al año. Así que la idea de Sarah Harbarth es fantástica.
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