Las hembras colibríes de color verde son perseguidas hasta 10 veces más por los machos, por lo que ellas ya tienen una forma de pasar desapercibidas.
No es suficiente con que las hembras colibríes tengan que poner el huevo, cuidarlo sin la compañía del macho y alimentar a sus crías durante semanas: también deben evitar el acoso de los machos.
Cuando las hembras de tenue color verde visitan las flores para beber néctar, son perseguidas, picoteadas y embestidas por los machos agresivos de su especie, cuyas cabezas son de un color azul exuberante.
Pero algunas hembras jacobinas de cuello blanco que se encuentran desde México hasta Brasil tienen un truco bajo el ala: en vez de adornarse con un plumaje verde, adquieren una ornamentación azul brillante y logran verse prácticamente idénticas a los colibríes machos.
Los científicos han descubierto que estos disfraces de machos evitan el acoso dirigido a las colibríes hembras de color verde, según un artículo publicado el 26 de agosto en la revista Current Biology.
Durante mucho tiempo, una gran cantidad de estudios sostuvieron que las aves macho son seductoras por naturaleza. De ahí sus danzas y sus plumajes vistosos para seducir a las hembras.
Sin embargo, estas teorías podrían venirse abajo debido a estos hallazgos, ya que ahora sabemos que algunas colibríes hembras también pueden aprovechar estos elementos no para seducir, sino para ahuyentar a las parejas macho.
Los colibríes solo quieren sobrevivir, dice estudio
Uno de los autores del estudio, Jay Falk, dijo al New York Times que lo adecuado sería utilizar la teoría de la selección social y no la teoría de la seducción para explicar estos comportamientos en aves.
La teoría de la selección social considera la vida social de toda la especie como factor impulsor de la evolución. Es decir, las plumas y las danzas y todo eso que hasta ahora tiene connotaciones de seducción son, más bien, formas que tanto hembras como machos usan para sobrevivir.
“Si nos enfocamos demasiado en los machos y en la selección sexual, inevitablemente nos perdemos el panorama general y no logramos proporcionar una visión completa de la naturaleza”, dice Falk, investigador posdoctoral de la Universidad de Washington.
Durante su investigación, Falk se encontró con un artículo publicado en 1950 que describía una mezcla de colibríes hembras jacobinas de cuello blanco. Algunas eran de color verde, pero otras lucían como machos.
Para investigar por qué las hembras jacobinas se asemejaban a los machos, en 2015 Falk viajó al pueblo de Gamboa en Panamá, uno de los lugares predilectos de los colibríes.
Tras sexar a 401 aves que visitaban los comederos colocados alrededor del pueblo y en un bosque cercano, Falk descubrió que 28% de todas las hembras se asemejaban a los machos de cabeza azul.
Todas las jóvenes hembras lucían como machos, pero a medida que crecían, la mayoría cambiaba al tenue color verde que les caracteriza.
Hacia una nueva perspectiva del comportamiento de las aves
El descubrimiento de las hembras juveniles parecidas a los machos no concuerda con la teoría de la selección sexual, por lo que Falk siguió con sus investigaciones.
Tras varias observaciones más, Falk encontró que las hembras colibríes se camuflajean con el color de los machos cuando no tienen ningún interés por conseguir pareja.
Incluso las hembras adultas, después de haber puesto un huevo, suelen hacer estos cambios de color en señal de que no están interesadas en otro apareamiento.
No es para menos: en las observaciones de Falk, las hembras de color verde eran perseguidas hasta 10 veces más que sus parientes de cabeza azul. Todo un hostigamiento.
La pregunta sobre cómo exactamente algunas hembras mantienen su coloración masculina sigue siendo un misterio. Falk dijo que tenía previsto investigar el mecanismo detrás de este plumaje.
En unos años, es posible que ésta y otras investigaciones lleven a dejar de romantizar los rituales de apareamiento de los colibríes y otras aves, y que empecemos a verlo como lo que realmente es: una forma de sobrevivir y, en el caso de las hembras, una forma de quitarse a tantos machos de encima.
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