Te sonará extraño, pero sí existe la gatoterapia y según los expertos, es resulta que es una alternativa eficaz contra el estrés, ¡checa de qué se trata!
Y sí, aunque no lo creas, está comprobado que los gatos son eficaces para llevar a cabo algunos tratamientos, entre ellos el del antiestrés. De acuerdo con la revista Psicología y Mente existe incluso la gatoterapia, un tratamiento tradicional en el que los gatos fungen como terapeutas para disminuir la ansiedad y el estrés en el paciente.
La utilización de este tipo de terapia basado en la compañía que proveen estos pequeños felinos domésticos puede ayudar a mejorar la salud física y mental. Y la calidad de vida, en general, a través de la interacción amistosa entre el gato y la persona.
Lo positivo de la gatoterapia es justamente su sencillez: se fundamenta en la compañía que se ofrecen el gato y la persona, y el modo en el que interactúan.
Los gatos también mejoran la salud de los niños autistas
De acuerdo con una investigación realizada por la Universidad de Missouri, los gatos son capaces de aumentar el sentimiento de empatía en los niños autistas. Y también ayudan a desarrollar su respuesta ante los episodios de ansiedad.
De hecho, este estudio confirma que los niños con autismo pueden obtener muchos beneficios de estos lindos gatos. Sobre todo, si se refiere a cariño y a un mejor control del estrés.
Y no sólo eso, además los padres de estos pequeños también se verían beneficiados con la mascota. Pues este animal suele reconfortar y unir más a la familia.
Los gatos generan confianza y tranquilidad
La gatoterapia como alternativa al tratamiento tradicional de medicamentos contra el estrés es una gran idea debido a la personalidad tranquila del gato.
Su vínculo con los dueños de la casa radica en una especie de pacto de respeto mutuo. La compañía de un gato, a diferencia de lo que ocurre con la mayoría de fármacos, contribuye a lograr buenos niveles de relajación sin el efecto secundario de perder el contacto con la realidad o ciertas actitudes de conciencia.
Acariciar a un gato puede reducir el estrés, así como disminuir el nivel de presión sanguínea y la frecuencia de latidos del corazón. Por su parte, el ronroneo característico de los gatos (sonido que emite el felino cuando está cómodo y seguro) tiene un efecto positivo en el estado de ánimo de las personas, fomentando el buen humor y proporcionando confianza y seguridad.
Las señales de afecto que el gato nos proporciona también tienen un efecto positivo en nuestra psique, ayudando a enfermos convalecientes a salir adelante de su situación gracias a su simple presencia. Y lo más importante: los gatos son la mejor terapia antiestrés sin necesidad de salir de nuestra casa.
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