Algunos creen que Ómicron es el inicio del fin de la pandemia. Pero la realidad es que aún nos esperan muchas variantes por enfrentar.
La variante ómicron se ha propagado a una velocidad récord y las consecuencias han sido significativas. Si bien esta ola ha sido más manejable gracias a las vacunas, también podría ser un riesgo si nos confiamos y pensamos que este es el fin de la pandemia.
Tal como dice William Hanage, epidemiólogo de la Universidad de Harvard, en una columna para el New York Times, cada exposición, ya sea al virus o a una vacuna, reduce la probabilidad de padecer una enfermedad grave por infecciones posteriores.
Esto se debe a que cada vez que nuestro sistema inmunitario “ve” la proteína de la espícula en la superficie del coronavirus —que es el objetivo de todas las vacunas en uso— se vuelve más capaz de responder a ella.
Con el tiempo, las infecciones se harán menos graves, no solo porque el virus está cambiando, sino porque nuestros cuerpos se hacen más hábiles para manejarlo.
¿Cómo será el descenso de la pandemia?
Sin embargo, no hay ninguna garantía de que este patrón vaya a continuar. La inmunidad puede disminuir y el virus puede evolucionar para esquivar las protecciones, pero toda la evidencia que los científicos han visto hasta ahora indica que la protección contra la enfermedad grave aún es sólida.
Si eso continúa, la próxima ronda del virus (porque sí habrá una próxima ronda) se podría mitigar, lo que significa que el impacto será menos duro para las instituciones de salud.
Mientras que en algunos países los casos disminuyen rápido, en otros no está claro cuán fluido será el descenso de la ola de ómicron. Algunos lugares tal vez sigan registrando repuntes de casos incluso después de puntos máximos o estabilizaciones iniciales.
Dicho esto, es probable que la propagación extraordinaria de ómicron tenga consecuencias importantes para el futuro de la pandemia.
¿Es el fin de la pandemia? No tan rápido…
Es verdad que, al infectar a grandes cantidades de personas con rapidez, el virus también genera inmunidad generalizada con rapidez.
Eso contribuye a que el Covid-19 sea una enfermedad más manejable, ya que las capas de inmunidad podrían brindar protección contra olas y variantes futuras.
Esto será de poco consuelo para las personas que sufran enfermedades graves, pero sí significa que, después de la ola de ómicron, todo será diferente.
A las personas no vacunadas que no tienen inmunidad al virus, la variante ómicron aún puede causarles una enfermedad grave. Y esto es potencialmente peligroso en países que no cuentan con vacunas suficientes.
La inmunidad que la variante ómicron ha causado podría ser un paso importante hacia la meta de hacer que el covid sea una enfermedad más manejable, al brindar una mayor protección contra las olas y variantes futuras.
Sin embargo, la inmunidad generada por ómicron no nos llevará a la extinción del virus. Las pandemias no terminan con la aniquilación del virus.
En lugar de que el virus desaparezca, la naturaleza del covid cambiará a un punto en el que se le considere de “riesgo tolerable”, lo que sea que eso signifique en cada país del mundo.
Una pandemia más manejable (según cada país)
Nadie debería afirmar que la variante ómicron es un indicio del final de la pandemia, pero debemos confiar en que las futuras olas de infecciones, ya sean de ómicron o de la variante que surja después, provocarán enfermedades graves en menos de nosotros que antes.
Esto no quiere decir que la tasa de enfermedades graves sea la única medida relevante. Por ejemplo, no ha habido tiempo suficiente para determinar la contribución de ómicron al covid persistente.
Además, debemos seguir observando el caos que ha desatado esta variante, como centros de pruebas PCR saturados, hospitales sin más camas disponibles y las escuelas cerradas.
Tal vez el futuro nos depara días mucho mejores, pero tal como dice William Hanage: solo la gente con poca memoria podría hacer predicciones en medio de una pandemia.
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