Biosolar Leaf Project, el proyecto británico de limpieza del aire

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Biosolar Leaf Project, el proyecto británico de limpieza del aire

La startup verde Arborea afirma que la tecnología de este proyecto, además de absorber el dióxido de carbono del aire, produce algas comestibles.

  • Los involucrados afirman que esta tecnología, además de absorber el dióxido de carbono del aire, produce algas comestibles. 

El proyecto, realizado de manera colaborativa entre el Imperial College de Londres y la startup verde Arborea, ha logrado desarrollar una tecnología que puede hacer el trabajo de 100 árboles en un área específica. En principio, el Biosolar Leaf Project cultiva principalmente vida vegetal minúscula (fitoplancton y microalgas) que extrae dióxido de carbono del aire y produce oxígeno fresco a una velocidad 100 veces más rápida que los árboles que cubren la misma cantidad de tierra. 

Estos organismos, que más tarde pueden recolectarse para utilizarse en alimentos, se colocan en estructuras de paneles solares que pueden instalarse en los techos de edificios, casas o terrenos sin construir. La instalación piloto de estas estructuras, que comenzó en abril de este año y busca extenderse a todo el oeste de Londres, se realiza en el White City Campus del Imperial College

Según el fundador de Arborea, Julian Melchiorri, las microalgas ya se utilizan en alimentos, pero los nuevos paneles utilizan un proceso de producción patentado que hace que el cultivo sea menos costoso, más escalable y que resulte en un producto de mayor calidad: “Reinventamos cómo podemos hacer crecer las células cambiando radicalmente las técnicas de cultivo”, dice al respecto Melchiorri.

La compañía, que recientemente lanzó una ronda de financiamiento, planea inaugurar una planta demo en San Diego y continuará avanzando con estas estructuras en plantas de producción a mayor escala. Además y debido a que los paneles pueden emplearse en tierras estériles, el proceso puede evitar algunos de los desafíos de sostenibilidad, sobre todo la deforestación, que se presentan en la producción de otros alimentos como la soya. Según Melchiorri, “la contaminación climática que se evita al producir proteínas con algas es aún más significativa que la capacidad de las algas para aspirar el CO2 del aire. Nuestra función principal es producir la proteína más sostenible.”