Perdimos a Quino en este plano, pero nos dejó una gran lección con su pequeña Mafalda: cuidar al medioambiente y a los niños, es la clave del futuro.
Hoy, a los 88 años, falleció en su natal Argentina el creador de Mafalda (que celebró ayer sus 56 años). Acaso la tira cómica más famosa y exitosa que se ha conocido en Latinoamérica. No fue la única creación de Joaquín Salvador Lavado Tejón, mejor conocido como Quino, pero sí fue una de las que más le permitieron expresar sus preocupaciones políticas y sociales. Por medio de Mafalda, Quino no dudó en reforzar su mensaje: en proteger los derechos de los niños y cuidar al medioambiente, está la clave del futuro global.
Por eso hizo de Mafalda —nacida en 1964 y publicada quincenalmente por 9 años en la revista Primera Plana— una niña idealista. A veces, por supuesto, el pesimismo la invadía, una cierta decepción de la humanidad que era una carga bastante pesada para una niña. Pero sus ocurrencias siempre levantaban el ánimo de sus amigos en la tira y, sobre todo, de los lectores, que encontrábamos en ella un espíritu inspirador que, en lugar de sumirse en la pena, proponía soluciones, aunque fueran “desde una humilde sillita”.
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Estas son cinco lecciones que nos dejan Quino y Mafalda sobre el medioambiente, los niños y la paz mundial (entre otras cosas)
1. La infancia y la naturaleza: el único futuro posible. Para Quino, defender los derechos de los niños era imperante y llevó a Mafalda a la Unicef en una campaña especial; lo mismo con la defensa del medioambiente. En todas sus tiras deja claro que esas eran dos de sus principales preocupaciones.
2. La música es curativa. Si algo nos mostró Mafalda es el poder de la música. Cuando tenía un mal día, ponía sus discos de los Beatles y todo mejoraba. Además de mostrar un gran gusto musical, el hecho de que le gustara el rock en los años sesenta hablaba de su espíritu revolucionario.
3. Nos enseñó a soñar con cambiar el mundo. Otro mensaje muy claro de Quino es que todos podemos aportar algo al cambio. Mafalda, por ejemplo, soñaba con ser traductora en la ONU para poder hacer transformaciones que, en la historieta, eran ilusiones infantiles, pero que en su humor nos recuerdan que todos somos potenciales catalizadores del cambio.
4. Nos educó en la importancia de involucrarnos en la política. Mafalda y sus amigos entendían la política por medio de sus padres y las noticias que llegaban a Argentina en aquellos años. Para quienes crecimos leyendo esta historieta, “democracia”, “comunismo” y la existencia de entidades como la Organización de las Naciones Unidas, se convirtieron en terminología común. Quino demostró que nunca se es demasiado joven para involucrarse en algo tan humano como es la política para promover la transformación social. Ya que dotó a los personajes de distintas voces e intereses, también nos mostró que la amistad permite el debate y el libre pensamiento.
5. Nos mostró el feminismo. Quino dio la voz principal de todos estos mensajes a una niña que, en las primeras tiras, tenía solo 4 años (hacia el final ya iba en tercero o cuarto de primaria). Esto fue uno de los más emotivos actos de empoderamiento femenino que ha realizado un autor latinoamericano. Lanzó con eso un mensaje de equidad, de la importancia de escuchar las voces de las mujeres y tiró el mito de que la política “es cosa de hombres”.
¡Larga vida a Quino!
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