Yuval Noah Harari ha dicho que 2020 no fue un año tan catastrófico gracias a la ciencia, pero debemos escuchar las lecciones que ha dejado la pandemia.
Yuval Noah Harari se ganó la reputación del gremio de filósofos e historiadores con De animales a dioses, un libro sobre el asombroso desarrollo de la humanidad y su futuro tecnologizado. Quién, si no él, podría ahora diagnosticar qué aprendió la humanidad en un año de pandemia.
Porque, bien dice el dicho que no hay mal que por bien no venga. Y si somos tan inteligentes como creemos serlo, la especie humana tuvo que haber sacado algo bueno de un año turbulento en la salud, en la economía y en la política.
Yuval Noah Harari escribió un artículo en el Financial Times donde aseguró que “2020 mostró que la humanidad está lejos de ser indefensa. Las epidemias ya no son fuerzas incontrolables de la naturaleza. La ciencia las ha convertido en un desafío manejable”.
Según el autor de Homo Deus, a diferencia de otras épocas (con la peste negra, por ejemplo), la actual pandemia llegó a la humanidad en una época con acceso a la ciencia y la tecnología sin precedentes en la historia. Y esto, según el historiador, debería recordarnos que no somos una especie indefensa.
Pero, si no somos una especie indefensa y tenemos la ciencia y la tecnología de nuestro lado, ¿por qué un virus fue capaz de matar a 2.5 millones de personas en el mundo y por qué miles de empresas han quebrado?
¿Ganamos o perdimos frente al Covid-19?
Yuval Noah Harari asegura que los efectos de la pandemia desde inicios de 2020 han sido mínimos, comparados con el potencial destructor que han tenido otras pandemias en la historia.
De hecho, el filósofo e historiador asegura que 2020 fue un año en el que las cosas salieron “muy bien”, gracias al uso adecuado de la tecnología para detectar los primeros brotes del virus y activar las alertas de forma localizada. Pero, al mismo tiempo, el escritor asegura que la humanidad fracasó en materia política.
“A la hora de decidir una política pública, tenemos que tomar en cuenta muchos intereses y valores, y dado que no hay una manera científica de determinar cuáles intereses y valores son más importantes, no hay una manera científica de decidir qué deberíamos hacer”, escribe en su artículo.
Como ejemplo, Yuval Noah Harari nombra la forma de responder de los presidentes Donald Trump, en Estados Unidos, y Jair Bolsonaro, en Brasil, quienes, según él, “minimizaron el peligro, se negaron a hacer caso a los expertos y en cambio impulsaron teorías conspirativas”.
Noah Harari también acusa la falta de colaboración entre China y Estados Unidos, quienes se acusaron mutuamente sobre el origen de la pandemia, ocultaron información importante y se enfrascaron en estrategias de desinformación.
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La lección de este enredo político, dice Yuval Noah Harari, es que se necesita más cooperación a nivel político. De lo contrario, la ciencia jamás podrá ayudar a la humanidad a evolucionar culturalmente.
“Supongamos que Israel o Reino Unido tienen éxito y erradican el virus dentro de sus fronteras, pero el virus se sigue expandiendo entre cientos de millones de personas en India, Brasil o Sudáfrica. Una nueva mutación de algún remoto pueblo brasileño podría volver ineficaz la vacuna”.
Lecciones de la pandemia, según Yuval Noah Harari
Al final de su artículo, el autor de 21 lecciones para el siglo XXI compartió lo que, para él, son las principales lecciones que la humanidad aprendió en un año de pandemia.
Pero, más allá de los aprendizajes, el historiador hizo énfasis en la necesidad de prestar atención a dichas lecciones. De lo contrario, seguiremos cometiendo errores históricos que costarán vidas y mucho dinero.
1. Cuidar nuestra infraestructura digital
Si la humanidad aminoró los efectos dañinos de la pandemia fue gracias a todo el montaje de redes digitales. Pero, al mismo tiempo, mostró lo vulnerables que somos si esta infraestructura digital se cae o si es atacada.
Por eso, Yuval Noah Harari dice que una de las lecciones de la pandemia es invertir en protección contra malware y una posible ciberguerra. “Al coronavirus le llevó varios meses diseminarse por el mundo e infectar a millones de personas. Nuestra infraestructura digital podría colapsar en un solo día”, dice.
2. Invertir en salud pública
Aunque parezca una obviedad, recordemos que hay países como Estados Unidos donde la salud pública ha sido motivo de serios debates y guerras políticas. El resultado de ello ha sido un país con más de 28 millones de contagios de covid-19, y contando.
No hay duda de que cada país debe crear sistemas de salud robustos y capaces de garantizar atención médica oportuna y accesible para todos.
3. Crear un sistema global de monitoreo
A estas alturas, quizás ya aprendimos bastante sobre el comportamiento del coronavirus y cómo combatirlo, aunque queda mucho camino por recorrer. Pero, ¿qué hay de otros miles de virus allá afuera? ¿Qué otras pandemias pueden surgir de un día para otro?
Lo que Yuval Noah Harari sugiere es crear un sistema global para monitorear y prevenir futuras pandemias. Son muchos los virus que existen y muchas las formas de compartirlos de una punta del mundo a la otra.
“Una autoridad sanitaria global independientes sería la plataforma ideal para recopilar información médica, monitorear riesgos potenciales, hacer advertencias y dirigir la investigación y el desarrollo”.
Esta nueva estructura tiene que ir más allá de la propia Organización Mundial de la Salud, pues no debe depender “de los caprichos de dirigentes autocomplacientes”, ni del presupuesto de esos países.
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