El kéfir es una bebida con un sabor similar al yogur y consistencia muy parecida a la de la leche, pero con un excelente perfil nutricional.
Quizás en algún momento has escuchado hablar del kéfir, pero ¿sabes realmente lo nutritiva que puede ser? Hoy te decimos un par de datos positivos que debes saber para comenzar a integrar en tu dieta esta nutritiva bebida ‘viva’.
¿De dónde viene el kéfir?
La producción de kéfir empieza con los granos de este, que aunque son granos, no son como los podríamos imaginar. Cuentan con una textura grumosa y son muy pequeños, se utilizan para iniciar el proceso de fermentación para hacer leche de kéfir. En realidad estos trozos de masa grumosa son masas de bacterias probióticas vivas.
Estos granos de consistencia gelatinosa, son los responsables de crear más bacterias intestinales saludables.
Fuente de probióticos
Los probióticos son bacterias benéficas para el intestino y se encuentran de forma natural en el cuerpo. El kéfir es una fuente muy buena de probióticos, y estas bacterias vivas ayudan a detener el crecimiento de bacterias dañinas y estimulan nuestro sistema inmunológico, protegiéndonos de todo tipo de gérmenes y enfermedades.
Generalmente cuando pensamos en probióticos, quizás se nos venga a la mente el yogur. Sin embargo, el kéfir contiene tres veces más probióticos que el yogur, lo que lo convierte en una ‘mina de oro’ de bacterias intestinales amigables.
Gran contenido de calcio
Sabemos bien que el calcio es esencial para la salud ósea, especialmente en la de las mujeres. La mayoría de los productos lácteos son buenas fuentes de calcio y el kéfir no se queda atrás. Una porción de 175 gramos contiene aproximadamente el 20% de la cantidad diaria recomendada de calcio.
Si reemplazamos los productos lácteos por el kéfir, podría significar que además de calcio, obtendrás una buena dosis de bacterias probióticas saludables.
Tipos de kéfir
Existen dos tipos de kéfir disponibles, kéfir de leche y kéfir de agua. El primero está hecho de leches lácteas y no lácteas (como la leche de coco), y el segundo evidentemente está hecho de agua. El kéfir de agua no tiene una consistencia espesa ni parecida al yogur y es ideal para personas sensibles a los lácteos. Incluso puedes encontrar kéfir de agua hecho con agua de coco o jugos de frutas.
Gran cantidad de proteínas
Muchas veces nos preocupa no comer las suficientes proteínas, sobre todo cuando se quiere consumirlas de fuentes no cárnicas. El kéfir es una gran fuente de proteínas baja en calorías, ya que una taza de kéfir de leche entera contiene aproximadamente 10 gramos de proteína y solamente 100 calorías.
Si agregas una porción de kéfir a tu licuado de la mañana y lo combinas con una proteína en polvo, tendrás un licuado de desayuno lleno de proteínas que te ayudará a saciar tu hambre por más tiempo.
Mejora la digestión
Existen aún muchas investigaciones en curso que analizan los beneficios de los probióticos. Principalmente la forma en que las bacterias saludables pueden ayudar con la digestión y otros problemas relacionados con el sistema gastrointestinal. A menudo, los probióticos son utilizados para tratar la hinchazón, los calambres, los gases y la diarrea, que pueden ser efectos secundarios de tomar antibióticos.
Los medicamentos matan las bacterias malas pero al mismo tiempo atacan las buenas en nuestro sistema digestivo, lo que hace que se vuelvan un poco inestables. Consumir probióticos de fuentes alimenticias como el kéfir, ayuda a restaurar el equilibrio digestivo natural de nuestros cuerpos.
Fuente de vitaminas B
El kéfir contiene vitaminas B esenciales para la salud y una función corporal óptima. Contiene B12 que juega un papel clave en el funcionamiento normal de nuestro cerebro y sistema nervioso, así como en la formación de sangre. Además contiene vitamina B1, conocida como tiamina.
La deficiencia de tiamina puede provocar todo tipo de trastornos e impactos negativos en la salud, especialmente aquellos que involucran nuestro sistema nervioso.
Hazlo tú mismo
Hoy en día, el kéfir comercial está ampliamente disponible y se puede encontrar en la mayoría de los supermercados y tiendas de alimentos saludables. Sin embargo, es muy fácil hacer tu propio kéfir en casa, solo necesitas los ingredientes necesarios y algo de paciencia.
- Los granos de kéfir se pueden comprar en la mayoría de las tiendas naturistas y, por lo general, duran entre 5 y 7 lotes antes de que necesite comprar más. Comienza agregando los granos de kéfir en el frasco (alrededor de tres cucharadas por cada dos de leche), luego vierte lentamente la leche sobre los granos. Revuelve suavemente la mezcla y coloca la tapa en el frasco, pero déjala un poco floja para permitir que escape el gas.
- La magia del kéfir se encuentra en la fermentación, hay que dejar que suceda entre 12 y 48 horas, dependiendo de cómo te guste. Menos tiempo producirá un kéfir más fino y dulce y más tiempo te dará un producto más espeso y ácido. Ten mucho cuidado de dejar el frasco en un lugar fuera de la luz solar directa para evitar estropear el proceso de fermentación.
- Una vez que ha pasado el tiempo recomendado, ayúdate del escurridor para separar el líquido de los nódulos. Ahora está listo para beberlo y te durará varios días en el refrigerador, los nódulos puedes utilizarlos para comenzar de nuevo el proceso.
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