Varios estudios han demostrado el poder de algunos alucinógenos para curar la depresión, la ansiedad y ciertos trastornos. ¿Pero realmente son eficaces?
El uso de drogas alucinógenas y sus derivados cada día está más lejos de ser un tabú. Hace un par de años, Reino Unido inauguró una clínica donde se suministran pequeñas dosis de alucinógenos, como MDMA y LSD para tratar la depresión y la ansiedad, entre otros trastornos.
La compañía londinense de ciencias biológicas Awakn Life Sciences estará a cargo de esta nueva clínica, ubicada en Bristol. Y suministrará los primeros tratamientos alternativos autorizados por el gobierno británico a base de ketamina y MDMA.
Generalmente, estos tratamientos utilizan dosis muy pequeñas y controladas de activos alucinógenos, sin que provoquen realmente efectos psicotrópicos. Tampoco generan adicción, ya que se evitan otras sustancias que son las causantes de este efecto.
Este esfuerzo se sumará al trabajo de otras compañías que están rompiendo los prejuicios sobre el tratamiento de las enfermedades mentales. Por ejemplo, las investigaciones que realiza la compañía Compassion Pathways.
En los próximos meses, Compassion Pathways realizará uno de los estudios más importantes de los últimos años sobre el uso de la psilocibina. Este es un alcaloide extraído de hongos alucinógenos, para tratar la depresión resistente.
El estudio analizará a más de 200 pacientes con depresión resistente en Europa y Norteamérica, a fin de utilizar las experiencias psicodélicas como una nueva terapia. La intención es permitir el uso de drogas como la psilocibina y el MDMA para uso medicinal y en tratamientos compuestos.
Así funcionan los alucinógenos para el tratamiento de la depresión
Los depresivos tradicionales actúan sobre las sustancias que evitan la correcta actuación de la serototina, un neurotransmisor necesario para el adecuado balance de las funciones del cerebro. Cuando no hay una segregación correcta de serotonina, hay afectaciones en la forma en que se perciben las emociones.
En cambio, los alucinógenos actúan en la ‘red de modo’ por defecto del cerebro, que es la zona que controla recuerdos, emociones y el “diálogo interior”, que en personas con depresión se mantiene hiperactivo. Esta hipeactividad provoca pensamientos obsesivos, lo que agrava la situación de depresión y de ansiedad.
Uno de los grandes problemas es que los antidepresivos tradicionales no funcionan en al menos 30% de los pacientes. Además de efectos secundarios que suelen llegar más rápido que los beneficios mismos.
Por el contrario, el uso de alucinógenos puede dar mejores resultados (y más rápidos) que los antidepresivos que hoy se prescriben.
Sin embargo, es necesario cambiar su estatus legal para poder emplearlos en dosis pequeñas. Con la intención de que sean el tratamiento de las enfermedades mentales como la ansiedad y la depresión.
La ciencia contra el prejuicio
Antes de los años 60, el uso de drogas como el LSD no estaba tan restringido en los Estados Unidos. Fue con el mandato del presidente Ronald Reagan que los hongos, el peyote, el ayahuasca y el LSD entraron a la lista de drogas perseguidas por la DEA.
Pero desde hace cientos o hasta miles de años, las plantas alucinógenas se habían utilizado en diferentes culturas como tratamiento para enfermedades. Debido a las restricciones de las últimas décadas, las drogas alucinógenas han tenido una mala reputación. Pero esto podría estarse revirtiendo gracias a la ciencia.
En 2016, un equipo de investigadores del Imperial College de Londres publicaron hallazgos sobre un primer ensayo del uso de psilocibina. Lo llevaron a cabo en 19 pacientes con depresión resistente, la cual afecta a un tercio de las personas con el trastorno en el mundo.
Dos dosis de psilocibina más terapia, dieron como resultado “reducciones marcadas de los síntomas depresivos” en las primeras cinco semanas. Y que “siguieron siendo significativas seis meses después del tratamiento”, según se lee en el informe.
Este nuevo tratamiento resultó tan prometedor que, en 2018, la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos (FDA) otorgó el estatus de “terapia innovadora” a la psilocibina para el tratamiento de la depresión resistente.
Una nueva esperanza para los pacientes con depresión mayor
En diciembre de 2019, se autorizó el uso de la esketamina (un medicamento similar a la ketamina) en el Reino Unido. Este se usa como un tratamiento de inicio rápido para la depresión mayor.
La esketamina demostró tener efectos positivos en cuestión de horas, en comparación con semanas o meses, como sucede con los antidepresivos tradicionales.
En 2020, la Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos volvió a comprobar los efectos positivos del uso de alucinógenos y sus derivados para curar enfermedades mentales, como la depresión.
“La magnitud del efecto que vimos (con la psilocibina) fue aproximadamente cuatro veces mayor que con los antidepresivos tradicionales en el mercado”, concluyeron los investigadores en un comunicado.
Con estas pruebas, la humanidad se encuentra más cerca de poder encontrar nuevas alternativas para la depresión y la ansiedad, así como para el tratamiento de las adicciones. Esto, debido a que recurrimos a los conocimientos milenarios de nuestros ancestros.
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