Algunas agencias del mundo han promovido el turismo de vacunas: paquetes de hasta 45 mil euros para viajar a países donde el control es más laxo.
Todo era risa y diversión cuando veíamos, hace unas semanas, a algunos famosos exhibidos por viajar a otros países para ponerse la vacuna contra el Covid-19. Ya no es tan gracioso saber que, más que caprichos aislados, se trata de todo un nuevo negocio clandestino llamado turismo de vacunas.
La urgencia por aplicarse la vacuna contra el Covid-19 ha dado pie al nacimiento de agencias de viajes que ofrecen vuelos, hospedaje de lujo y, por supuesto, una dosis de vacuna a precios de hasta 45 mil euros.
Algunos de los destinos son Florida, Dubái e incluso Cuba, lugares donde la misma Organización Mundial de la Salud ya ha hecho un llamado de atención por la falta de controles para aplicar la vacuna.
De acuerdo con algunos medios estadounidenses, en Florida más de 50,000 personas que no viven en el estado han recibido la vacuna. El gobernador del estado, Ron DeSantis, se vio obligado a endurecer las condiciones para recibir las vacunas: ahora se requiere una tarjeta de identidad y facturas que justifiquen al menos tres meses de estancia anual en Florida antes de registrarse en un centro de inmunización.
Turismo de vacunas: una práctica ilegal e inmoral
Hay al menos dos motivos por los cuales el turismo de vacunas es cuestionable. El primero, la ilegalidad. Ningún organismo oficial avala este procedimiento, así que hacerlo está fuera de la ley.
En México, el conductor de televisión Juan José Origel viajó a Miami para recibir la vacuna. No conforme con eso, subió una foto a sus redes sociales presumiendo la vacuna. Las redes sociales hicieron lo suyo y ahora podría recibir una multa de 15 mil dólares y la anulación de su visa.
Por otro lado, aplicarse la vacuna en un país que no es el tuyo pone en desventaja a los residentes de esa ciudad o país, al quitarles la oportunidad de recibir la vacuna. Mientras la producción de vacunas sea limitada, cualquier actitud de tomar ventaja es un abuso.
Además, el turismo de vacunas ha puesto nuevamente sobre la mesa el debate sobre la desigualdad social. Hay personas en Reino Unido que pueden pagar 45 mil euros por viajar a Dubái y aplicarse una vacuna, mientras que la población que más se enferma y muere es la que menos recursos tiene.
Otras agencias, como Gem Tours & Travel, en India, prometía viajes a Estados Unidos por 1,700 euros. Incluso podían anunciarse en diarios de circulación nacional sin ningún control de parte de las autoridades.
En conclusión: todos queremos ser los próximos en recibir la vacuna contra Covid-19, pero violar los protocolos de vacunación no es sólo un acto ilegal sino inmoral. Los más afectados, al final, son los residentes de los países que siguen enfrentando los estragos más duros de la pandemia.
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