Porque tejer es una forma de armar comunidad y alzar la voz, cada vez son más las mujeres que se animan a crear con estambre y agujas.
Annuska Angulo: su cuenta en Instagram muestra sus tejidos, pero también lecturas feministas, sus gustos en artes plásticas y postales del Día de Muertos y playas de México. Allí, esta tejedora vasca vivió muchos años antes de afincarse en Londres. Licenciada en Letras por la UNAM, maestra en Traducción y periodista, Annuska cuenta a Wokii cómo empezó a tejer. “Aprendí en un entorno universitario, en Nueva York cuando estudiaba allí danza y artes plásticas a finales de los 90. Tomé una clase que se llamaba “Knitting for Pleasure” (Tejer por placer)”, cuenta.
Para Annuska, el tejido le ha proporcionado muchísimo placer, pero también le trajo otras cosas que no esperaba. “Me ha hecho sentirme parte de una comunidad enorme, heterogénea, mundial, y que viene de muy lejos en el pasado de la humanidad. Y, tal vez lo más importante, me ha acercado al activismo feminista a través de acciones colectivas como tejer en público y grafitear la ciudad con nuestros tejidos. Y también a través de mi investigación continua sobre la cultura textil, que es el gran legado de las mujeres a la humanidad. Porque las mujeres hasta ahora hemos sido especialmente buenas para no reconocer nuestros logros”.
Tejer es punk
Lana desastre: en México, este colectivo de tejedoras teje “comunidad” y hace intervenciones urbanas textiles. A él pertenecen Annuska Angulo y Miriam Mabel Martínez. Autoras de El mensaje está en el tejido, editado en México hace unos años, ambas son autoras de la frase “Tejer es punk”, que hoy agrupa a muchas tejedoras. Miriam es editora y periodista mexicana. A ella le enseñó a tejer su prima, “cuando ella estaba en sus veinte y yo tenía siete años. Para mí, el tejido es una tradición manual que se pasa de generación en generación. Un acto amoroso, una forma de acompañarnos, de pasar el conocimiento. Nunca vi revistas porque lo que descubrí que me gustaba era inventar”.
Miriam Martínez: tejedora y rebelde
“No sé seguir bien los patrones, y aunque los lea empiezo a tejer y termino haciendo otra cosa. Lo que sí recuerdo de mi infancia y adolescencia es la búsqueda de lana por la ciudad. El Palacio de Hierro y Liverpool tenían unas mercerías increíbles. En el Centro de la CDMX, en la calle República de Uruguay, sólo se vendía lana y en la calle Correo Mayor los colores brotaban por todos lados”.
Gigi de Angora. La titular de esta cuenta es Genoveva Elisa Alvarez Urbajtel, que teje a mano y vende sus creaciones en México. El año pasado, participó en The Mask Project, un original concurso de cubrebocas tejidos. El modelo diseñado por ella, con doble capa y reversible, también se tejea pedido. Más datos en su cuenta de Instagram.
Arnetta Kenney: teje desde los años 70 y es profesora en el Fashion Institute of Technology, en Nueva York. Allí da el curso “Knitting for Pleasure”. Arnetta Kenney es más activa en redes como Pinterest, pero en su cuenta en Instagram hay muestras de su increíble destreza con el estambre y las agujas. Es una notoria representante del tejido y el crochet como artes manuales y forma de militancia. Dicta, además, certificaciones y seminarios para el Craft Yarn Council of America y el Crochet Guild of America.
Sin duda, esta práctica ha cobrado fuerza en los últimos años, sobre todo durante la pandemia, que nos ha orillado a buscar nuevos hobbies para distraernos de la fatiga.