La contaminación del océano no es la única amenaza que enfrentan todos los seres marinos, también el ruido de los humanos les puede causar un gran daño.
Durante años, los científicos y distintas organizaciones nos han recomendado no tirar desechos a los mares, sobre todo productos como anillos plásticos que sostienen las latas, popotes y, actualmente, cubrebocas; ya que pueden afectar gravemente la vida marina.
Pero algo que no se había contemplado hasta ahora, y que podría ser tan dañino como la contaminación, es el ruido humano. Y se ha comprobado que está cobrando la vida de decenas de seres marinos.
De acuerdo con un estudio publicado en la revista Science, el ruido que generamos los humanos puede ser tan peligroso para las especies como la sobrepesca, el cambio climático y la contaminación plástica de los mares.
Los investigadores descubrieron que los seres marinos son capaces de escuchar a grandes distancias, incluso, a longitudes mayores de las que pueden ver.
Esta percepción de los sonidos puede ser interrumpida o alterada por el ruido humano, ocasionando que se modifique la comunicación entre especies. Asimismo, algunos peces y mamíferos que viven debajo del mar corren el riesgo de perder sus alimentos al no poder localizar a sus presas.
El ruido también hace que estos seres vivos no puedan navegar de forma adecuada. No logran defender sus territorios y les imposibilita encontrar pareja.
A pesar de todo los males que ocasiona el sonido producido por los humanos, los científicos descubrieron que gracias a la pandemia, esta contaminación auditiva disminuyó y mejoró el estado de salud de la vida marina.
Esto quiere decir que los daños por el ruido se pueden revertir más rápido de lo que creemos.
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¿Cómo solucionar la contaminación auditiva?
Según el estudio, los sonidos que más dañan a las especies marinas son los sonares que utilizan los barcos para encontrar bancos de peces. Los “arrastreros de fondo” son los que crean un terrible ruido sordo hacia el fondo del océano.
También la construcción y operación de plataformas petroleras, los parques eólicos y las detonaciones de bombas, son perjudiciales.
Algunas de las soluciones que sugieren los investigadores ante la contaminación auditiva en los océanos son:
- El uso de motores eléctricos o hélices que disminuyan el ruido en las embarcaciones pesqueras, botes y barcos.
- Reducir la velocidad de las embarcaciones, para evitar el ruido.
- Sustituir las ondas de sonido por ondas de vibración en aparatos de detección sísmica.
Ahora más que nunca debemos concientizarnos por lo que sucede en zonas que no llegamos a ver. El cuidado de los océanos depende no solo de los investigadores, sino de todos nosotros.
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