¿Por qué los pulpos se autodestruyen después del apareamiento?

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¿Por qué los pulpos se autodestruyen después del apareamiento?

Aunque parece un acto violento, la razón por la que los pulpos se autodestruyen después de aparearse tiene que ver con un proceso hormonal. 👈

Muchas especies animales mueren después de reproducirse, pero en el caso de las madres pulpo, esta disminución es particularmente alarmante. Pues cuando los huevos de una madre pulpo se acercan a la eclosión, deja de comer.

Luego abandona su grupo protector y se empeña en la autodestrucción. Podría golpearse contra una roca, desgarrarse la piel e incluso, comerse pedazos de sus propios brazos. Sí, se lee un poco sangriento, pero existe una explicación científica a todo esto.

Descubren por qué los pulpos se autodestruyen

Afortunadamente, los investigadores han descubierto las sustancias químicas que parecen controlar este frenesí fatal.

Después de que un pulpo pone huevos, sufre cambios en la producción y el uso del colesterol en su cuerpo. Lo que ocasiona a su vez que aumente su producción de hormonas esteroides, un cambio bioquímico muy drástico que lo condenará.

Algunos de los cambios pueden insinuar procesos que explican la longevidad en los invertebrados de manera más general.

“Ahora que tenemos estas vías, estamos realmente interesados ​​​​en vincularlas con los comportamientos individuales. O incluso con las diferencias individuales en la forma en que los animales expresan estos comportamientos”, dijo Z. Yan Wang, profesor asistente de psicología y biología en la Universidad de Washington.

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Algunas especies de pulpos que viven más tiempo

Los pulpos son difíciles de estudiar en cautiverio porque requieren mucho espacio y condiciones perfectas para que crezcan hasta la madurez sexual y se reproduzcan. Sin embargo, a diferencia de la mayoría de las otras especies de pulpos, los pulpos rayados del Pacífico pueden aparearse varias veces y criar múltiples nidadas de huevos.

No se autodestruyen cuando sus huevos están listos para eclosionar. Lo que los convierte en especímenes perfectos para estudiar el origen del comportamiento mórbido. ¡Qué interesante!

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