Todos hemos sido víctimas de la brecha que hay entre nuestros deseos y nuestras acciones. Pero la Psicología del comportamiento puede ayudarnos a cambiarlo.
Ya llevamos tres meses del 2023 y tal vez no has cumplido ninguno de tus propósitos o aún tienes muchos en stand by, a pesar de que tus intenciones por lograrlos son muy buenas. Si es este tu caso, tal vez debas echar mano de la Psicología del comportamiento.
Este enfoque de la piscología no es nada nuevo, pero es una de las vertientes en las que ha habido más investigación en los últimos años. De hecho, se ha comprobado que la Psicología del comportamiento explica muchos de nuestros autosabotajes.
Por ejemplo, ¿te ha pasado que quieres perder peso o hacer ejercicio con todas tus ganas, pero al mismo tiempo estás ordenando una pizza? Se trata de un fenómeno llamado disonancia cognitiva: cuando nuestras acciones no hacen match con nuestras creencias.
Para solucionar estas disonancias, cada vez se recomienda más el uso de terapia basada en la Psicología del comportamiento, que estudia la conexión entre nuestra mente y nuestras acciones, a fin de cerrar la brecha entre la intención y la acción.
¿Para qué sirve la Psicología del comportamiento?
La Psicología del comportamiento toma sus raíces de la terapia cognitivo-conductual, una forma de conversación para ayudar a las personas a enfrentar problemas relacionados con su forma de pensar y su forma de actuar.
Esta terapia fomenta la autoconciencia y da herramientas a las personas para enfrentar sus impulsos. Por ejemplo, como cuando quieres ahorrar dinero y, casi sin darte cuenta de cómo ni cuándo, ya compraste cosas que no necesitabas en Amazon.
Otro ejemplo: cuando se trata de perder peso, las personas pueden abordarlo como una tarea bastante fácil porque solo se trata de reducir las calorías. Pero una cosa es saber qué hacer y otra muy diferente es hacerlo.
Si la pérdida de peso solo equivaliera a la suma de calorías ingeridas y calorías eliminadas, la gente no tendría problemas al ajustar su talla de ropa. Nuestras decisiones de consumo, al igual que las de compras, suelen ser mucho más complejas e irracionales.
¿Cómo cambiar un hábito?
Según los principios de la Psicología del comportamiento, para cambiar estos hábitos hay que trabajar contra los impulsos naturales del cerebro de repetir procesos comunes establecidos. Estos cambios son difíciles de lograr, ya que deberá combatir los impulsos naturales y los hábitos solidificados.
Para ir contra la marea del cerebro, es esencial establecer metas pequeñas y realistas que nos ayuden a desarrollar confianza en que sí podemos cambiar. Porque, si nos pusiéramos objetivos complejos, seguramente fracasaríamos y reforzaríamos la idea de que es imposible cambiar.
Otra herramienta útil de la Psicología del comportamiento es que nos enseña a “compartimentar” nuestro cerebro. Es decir, nos ayuda a colocar nuestras metas en categorías diferentes para no agobiarnos.
Imagina que quieres lograr 5 nuevos hábitos al mismo tiempo, o 12, como suele suceder cada Año Nuevo. Si no creamos un camino independiente para cada uno, nuestro cerebro se verá abrumado por no saber a qué darle prioridad.
Ten cuidado con abrumar al cerebro
En cambio, si sabemos ubicar aquellos que tienen que ver con trabajo, aquellos que sean metas familiares. O aquellas que sean metas económicas, nos será más fácil identificar el camino a seguir para cada una.
Este hábito de la Psicología del comportamiento es más o menos parecido a cuando, en finanzas personales, creamos un presupuesto para viajes, uno para ahorro, otro para comida. No es recomendable que todos tus gastos salgan de una bolsa grande y general; lo mismo pasa con los esfuerzos de tu mente.
La Psicología del comportamiento cada vez gana más adeptos debido a que es, quizás, la rama de psicoterapias más práctica e inmediata. Pero eso no significa que los cambios sean al instante: se requiere de constancia y mucho compromiso con nosotros mismos.
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