Kavak y Konfío se suman al club de los unicornios mexicanos. Es decir, empresas valuadas por encima de mil millones de dólares.
Desde principios de este 2021, la startup mexicana Kavak, dedicada a la compra-venta de autos, ya había entrado al club de los unicornios mexicanos (empresas valuadas en al menos mil millones de dólares). Pero hace unos días superó el valor de mercado de 8 mil millones de dólares.
La noticia ya nos había hecho aplaudir de emoción: era el primer unicornio de un ecosistema emprendedor que, en la reciente administración política y económica, se ha desacelerado. Y en eso llegó otra noticia: la banca Konfío también entraba al grupo de unicornios mexicanos.
En este club también se encuentran las startups Clip (que fabrica terminales móviles de pago) y Bitso (dedicada a la minería de bitcoins y otras criptomonedas).
Lo más sorprendente es que todas lograron convertirse en unicornios mexicanos durante 2021, un año difícil por la pandemia, la crisis sanitaria y la recesión económica que amenaza en varias partes del mundo.
Kavak tiene un valor de mercado de 8,700 millones de dólares, con lo que tiene un valor superior a muchas otras empresas de tamaño global, como Televisa, Volaris o Liverpool.
La compañía fue fundada por Carlos García, actual CEO de la empresa que se dedica a la compra-venta de autos y que ha obtenido financiamiento de fondos de inversión de renombre como SoftBank.
Por otro lado, Konfío fue creada por David Arana y Francisco Padilla en 2014 como un modelo de negocios para facilitar microcréditos a pequeños y medianos negocios.
En 2020, Konfío adquirió las empresas Sr. Pago y Gestionix, por lo que ahora es uno de los competidores más fuertes en tecnologías financieras, además, claro, de uno de los nuevos unicornios mexicanos.
El despertar de los unicornios mexicanos
El ecosistema emprendedor mexicano comenzó en 2012, cuando en el país se creó el Instituto Nacional del Emprendedor (INADEM), una iniciativa que buscaba impulsar la economía nacional por medio de la creación de startups de alto impacto.
Pero no sólo startups, sino también fondos de inversión que pudieran invertir en los pequeños negocios en cualquier etapa de madurez. También, como en cualquier ecosistema, se incentivó la academia y a las industrias para apoyar al emprendimiento.
En los últimos años, el ecosistema ha sufrido un estancamiento. Desde la desaparición del INADEM hasta algunos casos de fraude dentro del mundo emprendedor mexicano, el ecosistema pasó por una mala racha.
Pero parece que los casos de Konfío y Kavak, así como los de Bitso y Clip, le están regresando el brillo al mundo de las startups mexicanas. No es fácil tener unicornios mexicanos, así que estos cuatro casos son un ejemplo a seguir en toda Latinoamérica.
Lo mejor de tener unicornios mexicanos es el efecto multiplicador: al ser role models, podríamos ver próximamente más casos de éxito y, de esta forma, regresa la economía mexicana al camino del emprendimiento.
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