Aunque muchos piensan que es muy mala práctica cortar pinos para poner el arbolito de Navidad, para la naturaleza sucede todo lo contrario, ¡checa por qué!
Cada Navidad llega la misma pregunta: ¿es mejor un árbol artificial o un pino natural? Y la realidad es que ambas opciones podrían ser una gran decisión si se tiene como intención tener el menor impacto ecológico.
Para que un pino resulte benéfico para la naturaleza, debe elegirse de algún bosque cercano a nuestro hogar y realizar todo el protocolo para su reintegración a la tierra.
Por otro lado, si eliges uno artificial, es importante que te comprometas a utilizarlo por más de 10 años para que la huella de carbono se reduzca lo más posible.
Si quieres leer más de esto, acá te dejamos más información: ¿Alquilar o comprar un árbol de Navidad? Te decimos los pros y los contras de las opciones
El beneficio ecológico de elegir pinos de Navidad naturales
Aunque muchas personas consideran una mala práctica cortar pinos de Navidad, la realidad es que es de las acciones más ecológicas para la decoración del hogar, siempre y cuando:
- Te asegures que su origen sea el mismo de tu país. De lo contrario, la huella de carbono que genera al ser trasladado de un país a otro será enorme.
- Pertenezca a un bosque autorizado por la Comisión Nacional Forestal. Es decir, no pertenezca a un bosque o tala ilegal.
- Sea entregado a los centros de acopio para su correcta reintegración a la tierra.
Su aporte a las comunidades
- Al comprar un pino de Navidad en algún bosque autorizado, estás ayudando a que la zona sea reforestada.
- Los trabajadores que forman parte de los bosques ofreciendo su ayuda para cortar, enmallar o cargar el árbol, ven en esta época del año una gran oportunidad laboral.
- Se reactiva la economía de la zona.
Visita el Bosque de Árboles de Navidad, en Amecameca
Este bosque es muy conocido no sólo por contar con más de 50 años comercializando pinos de Navidad y 500 hectáreas de superficie, sino por su gran compromiso con la ecología y la experiencia que ofrece a todas las familias año con año.
Aquí puedes adquirir tu árbol de dos maneras:
- Elegir entre uno de los que ya fueron cortados y está listo para que lo lleves a casa.
- Recorrer el bosque, escoger el tuyo y cortarlo tú mismo (ellos te prestan la sierra en cuanto llegas), para después meterlo en la malla y amarrarlo a tu automóvil.
En cualquiera de las opciones que elijas, debes saber que al comprar un árbol, el bosque siembra tres. Es decir, de venderse 50 mil árboles, 150 mil serán plantados. De igual forma, te entregarán un cedro pequeño para que puedas plantarlo en tu casa u otro lugar.
¡Hasta las mascotas son bienvenidas!
Otro dato súper importante, es que los troncos que se quedan enterrados en la tierra permanecen con vida y una vez que se cortó el árbol vuelve a crecer y, si normalmente le llevaría entre 8 y 10 años alcanzar su tamaño ideal, en este caso les toma en promedio 5.
Y no te preocupes, pueden ir las personas que quieran ¡y hasta los perros! Aquí los animales son bienvenidos.
Al salir, te entregarán un pase para que puedas visitar la Hacienda Panoaya, misma que ahora es el Museo de Sor Juana Inés, ya que aquí vivió de los 3 a los 8 años de edad. Además, en este lugar aprendió a leer a escondidas en la biblioteca, pues en aquel entonces su abuelo era quien arrendaba la hacienda.
Pegadito a este lugar y, actividad que también esta incluida, es el acceso a un popular laberinto y un espacio donde puedes convivir y acariciar venados.
Si todavía no tienes tu pino de Navidad, aún puedes ir por el tuyo. ¡Amarás la experiencia!
También lee: Recicla tu árbol de Navidad correctamente, ¡te decimos cómo!