Genera odio y amor, pero nunca indiferencia. Descubre el parkour, un deporte urbano que será olímpico en pocos años, y que desafia las leyes de gravedad.
Hace unas semanas, la opinión pública argentina se mostraba indignada por un video que mostraba a jóvenes realizando parkour en un cementerio de ese país sudamericano. Saltando sobre tumbas y nichos, el video viralizado impactó, sin embargo, por la destreza de estos deportistas urbanos.
A través de las redes sociales esta actividad ya es conocida por casi todo el mundo. Pero eso no se traduce en aprobación. De hecho, y aunque se espera que para 2024 el parkour sea un deporte olímpico, esta actividad amateur sigue asociada a “ladrones y vagos”, como explica Kiara Guerrero, una joven queretana que representa a nuestro país en parkour acrobático (¡sigue su instagram! Sus videos realmente quitan la respiración).
Cómo surgió el parkour
Los historiadores ubican sus orígenes en el método de entrenamiento físico desarrollado antes de la Primera Guerra Mundial por el francés Georges Hébert. Su “méthode naturelle” involucraba correr, saltar, trepar, equilibrio y defensa. Y el uso de carreras con obstáculos llamadas “parcours du combattant” (en francés, “parcours” significa curso o recorrido”. En los años 50, un joven llamado Raymond Belle aprendió este método mientras estaba en el ejército. Pronto se hizo conocido por sus dotes para la acrobacia y su talento para esquivar obstáculos, trepar edificios sin usar escaleras y brincar entre los techos. Su hijo David Belle hoy es considerado el padre del parkour.
Junto con un grupo de amigos, David empezó a practicar parkour inventando sus propios desafíos y movimientos. Decidieron llamarse Yamakasi y para finales de los años 90 ya daban espectáculos en público. Belle y otro líder del grupo, Sébastien Foucan, empezaron a tener desacuardos en torno al rumbo que debía tener esta nueva disciplina. Foucan se fue a Gran Bretaña, donde el parkour tomó el nombre de “freerunning”. En 2016, ese país fue el primero en reconocer oficialmente al parkours como deporte.
Hoy, esta disciplina tiene una modalidad acrobática, y otra más extrema, como dan cuenta los videos que en Youtube muestran a deportistas que brincan entre balcones y azoteas, sin cinturón de seguridad ni ninguna otra protección. La filosofía detrás del parkour es que si debes escapar “para salvar tu vida, no habrá chance para ponerte casco o guantes”, explica Kiara, quien se prepara para competir, a partir de septiembre, en campeonatos en Bulgaria, Hiroshima (Japón) y Montpellier (Francia). Para ello, entrena diario entre tres y cuatro horas. Su cuerpo, tonificado y sin un gramo de grasa, está cubierto de cicatrices, moretones y callos. Tatuajes imperfectos… Testigos de una disciplina que promete, a quienes la dominen, alcanzar algo parecido a la libertad.
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