La meditación también puede ser una herramienta para los niños, aunque no siempre es fácil enseñarles a permanecer en paz y en silencio.
Ya sea en la televisión, la computadora o en un celular, hoy hasta los más pequeños fragmentan su atención entre múltiples contenidos, lo que está provocando generaciones cada vez más dispersas. ¿Es posible revertir esto en los niños con meditación?
No sabemos si la meditación y el mindfulness serían soluciones a la atención dispersa de las nuevas generaciones. Lo cierto es que podría ayudarles a enfocar su interés en cosas más relevantes, como poner atención a su comida en lugar de ver el celular.
Se trata de un dilema en el que psicoterapeutas, pedagogos y los mismos padres de familia se encuentran. No hay nada de malo en que los menores tengan acceso a la tecnología, pero cuando ésta empieza a causar problemas de atención en la escuela o temas emocionales, hay que tomar cartas en el asunto.
“Interactuar con las pantallas significa menos tiempo para concentrarnos en nosotros mismos y en lo que sucede en el mundo que nos rodea”, dice Christopher Willard, PsyD, psicoterapeuta y autor del libro Growing Up Mindful.
Willard agrega que las pantallas en sí mismas no son el problema, pero cuando los niños las usan en exceso, “se pierden lo que realmente sienten, o un hermoso día, o lo que dice el maestro, o la posibilidad de interactuar con un compañero“.
Además de las distracciones externas, los años de la adolescencia son un momento en el que el cerebro se ocupa más, de forma natural.
Mientras que durante la niñez tienden a estar mucho más en el momento, a medida que los niños se acercan al tiempo de la preadolescencia, sus cerebros se vuelven más adultos y tienden a ser más ensimismados.
Es por ello que la meditación se ha vuelto una opción para que los niños y adolescentes recuperen un poco de la atención que la vida digital nos está quitando.
Consejos para guiar a los niños en la meditación
La meditación y el mindfulness puede ayudar a los niños a afrontar todos los cambios propios de su edad y de su entorno, según demuestran varios experimentos científicos.
Está demostrado que, al enseñarles a reducir la velocidad, el mindfulness ayuda a los niños a ser más conscientes de sí mismos de una manera positiva, según confirma Willard.
Además, en su libro nos da algunos consejos para guir a los niños hacia la meditación y a un pensamiento más consciente. Te dejamos cuatro de ellos que puedes poner en práctica si tienes pequeños en casa.
1. Pon el ejemplo
No siempre, pero muchas veces el que los niños empiecen a interactuar con la tecnología cada vez desde edades más tempranas es responsabilidad de los padres.
Si la regla a la hora de la cena es que nadie utilice su celular, entonces no lo uses tú tampoco. Lo mismo aplica con la meditación: para que esto funcione en los niños, tú debes meditar también junto con ellos.
No le digas a un niño lo que NO tiene que hacer; mejor enséñale lo que sí tiene que hacer y cómo hacerlo.
2. Enséñales a respirar
Antes de esperar que los niños alcancen niveles zen que ni tú puedes lograr a veces, comienza con ejercicios simples de respiración.
Esto es importante sobre todo cuando los pequeños se sienten intranquilos o agitados. Enséñales un ejercicio sencillo: respirar profundo y exhalar fuerte cinco veces seguidas.
La respiración profunda es una forma de reiniciar nuestros pensamientos. Está demostrado que esto puede bajar el estrés hasta un nivel de 5, en escala del 1 al 10.
Otro método es practicar una estructura de respiración contada: inhale contando 4, manténgalo así contando 4, luego exhale contando 4 veces. Esto ayuda mucho a desengancharnos de pensamientos obsesivos, ya que le da a la mente otra cosa en que enfocarse.
3. Ayúdales a enfocarse en sus sentidos
Cuando es difícil que pongan atención a la tarea o les cuesta trabajo dormirse, haz que utilicen sus sentidos para volver a enfocar la mente.
Crea un challenge: Dime cuántos sonidos escuchas en un minuto. O bien, mira por la ventana y dime cuántas cosas de color azul puedes encontrar.
Después de eso, regresa a la actividad que estaban haciendo y notarás que les será más fácil poner atención.
Si hablamos de una meditación más compleja en niños y adolescentes, una forma sencilla es cerrar los ojos y pedirles que se concentren en la sensación en sus pies, luego en sus piernas, brazos y el resto de su cuerpo.
A medida que se sientan cómodos haciendo esto, puedes pedirles que aprieten los pies cuando inhalen y que los relajen al exhalar. Con el tiempo, aprenderán a hacer esto por sí mismos cuando lo necesiten.
4. Expresa gratitud
Uno de los principios de la meditación es la gratitud. Enseñarle esto a los niños es más fácil de lo que piensas.
Por ejemplo, un buen momento para practicar la gratitud es durante la cena. Cada persona en la mesa puede compartir un par de cosas por las que están agradecidos que sucedieron durante su día, o nombrar a algunas personas por las que están agradecidos de tener en sus vidas.
Enseñar esta técnica de meditación a los niños construye una cualidad introspectiva y reflexiva que queremos que tengan a medida que crecen, y que así se vuelvan más autorreflexivos y menos impulsivos.
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