Una niña de 8 años descubrió un amuleto de 3,800 años de antigüedad durante un paseo. El hallazgo, ocurrido en Israel, podría dar nuevas pistas sobre la vida en la Edad del Bronce.
Todo comenzó con un paseo familiar. Mientras caminaba por una zona del centro de Israel, Emily Sachar, una niña de 8 años, vio un objeto brillante en el suelo. Lo recogió con curiosidad. En ese momento, no sabía que sostenía un amuleto con más de 3,800 años de antigüedad. Su hallazgo sorprendió a arqueólogos de todo el mundo.
¿Qué era el amuleto?
El amuleto, de unos pocos centímetros de largo, está hecho de una piedra semipreciosa tallada a mano. Tiene grabados con símbolos que, según los expertos de la Autoridad de Antigüedades de Israel (IAA), pertenecen a la Edad del Bronce Medio.
Este tipo de piezas se usaban como amuletos protectores o sellos personales, y solían pertenecer a personas importantes, como comerciantes, sacerdotes o líderes tribales.
Un hallazgo fuera de lo común
Aunque Israel tiene mucha actividad arqueológica, no es común encontrar objetos tan antiguos a simple vista. Según la IAA, el amuleto pudo salir a la superficie por las lluvias o por movimientos recientes en el suelo.
Después del hallazgo, Emily entregó el objeto a las autoridades. Como agradecimiento, recibió un certificado de buena ciudadana. Esta acción forma parte de un programa que motiva a las personas a reportar hallazgos históricos en lugar de guardarlos.
¿Qué importancia tiene este amuleto?
Este tipo de hallazgos ayuda a los arqueólogos a conocer cómo vivía la gente hace miles de años. En este caso, el amuleto indica que en esa zona vivieron o pasaron personas con acceso a objetos valiosos.
Además, refuerza la idea de que en la Edad del Bronce existía comercio entre diferentes regiones del actual Medio Oriente.
La arqueología también es cosa de niños
Este no es el primer caso en que un niño encuentra algo valioso para la historia. En los últimos años, varios menores han hecho descubrimientos arqueológicos durante paseos escolares o salidas en familia.
Por ejemplo, en 2021, otro niño en Israel encontró una figurilla de arcilla con más de 2,500 años de antigüedad. En Alemania, una niña halló una espada de la Edad de Hierro en el fondo de un lago.
Estos casos demuestran que la curiosidad de los niños, cuando se combina con educación y respeto por el pasado, puede contribuir mucho a la ciencia.

Una historia que inspira
El hallazgo de Emily no solo aporta una pieza más al rompecabezas de la historia antigua. También nos recuerda que la arqueología puede empezar con una simple mirada al suelo y que todos —sin importar la edad— podemos ser parte del cuidado del pasado.
El amuleto ya está en manos de expertos. Pero la historia de cómo fue encontrado seguirá inspirando a muchos niños y niñas a mirar el mundo con ojos curiosos.
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