Nuestra experta Jessica González Castro hace un análisis de la cosificación en las animales hembras y nos explica por qué más mujeres se han convertido al veganismo.
Somos las mujeres quienes somos más sensibles y tenemos una conexión más profunda con la madre tierra y quienes habitan en ella. Además de que en el veganismo el cuerpo del animal se ve cosificado al igual que sucede con el cuerpo de las mujeres. La explotación de los animales reproduce el mismo patrón que sostiene la estructura del sistema socioeconómico capitalista patriarcal.
No más abuso a los animales
Las peticiones feministas como las veganas defienden que las mujeres y resto de seres sintientes no pueden ser tratados como objetos o bienes de posesión; deben ser considerados sujetos con derechos. La larga e incansable lucha feminista por lograr la igualdad ha logrado que el machismo sea rechazado en los niveles más conscientes de la sociedad, pero con respecto al especismo, la gran mayoría de la sociedad normaliza la explotación animal, la cual es una forma de discriminación y abuso.
A pesar de que todos los animales explotados por la ganadería sufren vidas miserables, los animales que son hembras son doblemente explotadas por el hecho de ser hembras. Carol J. Adams, quien es escritora, feminista y activista por los derechos de los animales, lo expone de esta manera: “Los animales más oprimidos son las hembras domesticadas, vacas y gallinas, cuando están vivas para producir. Lo que yo llamo ‘proteína feminizada’ y luego son matadas y consumidas. Esto es un ejemplo de la intersección de la metáfora y el hecho con el abuso y la muerte”.
Las hembras: las más afectadas
La reproducción artificial de los animales en granjas llega a límites irracionales, con el fin de aumentar la productividad ganadera, los tratamientos hormonales y la selección artificial para producir más leche en las vacas. Más huevos en las gallinas y más crías en todas las hembras sea cual sea su especie, son ejemplos claros de un sistema diseñado para explotar a los cuerpos de las hembras.
En la lucha del feminismo y veganismo ha habido muchas activistas mujeres. En 1940, dos destacadas activistas por el sufragio femenino, Alice Wright y Edith Good, presionaron a las Naciones Unidas (ONU) para que les dieran derechos formales a los animales. Pusieron el foco en las claras conexiones que hay entre las formas en las que se explota a las mujeres y a los animales no humanos.
Más tarde, la escritora y activista Carol Adams, en su libro La política sexual de la carne: una teoría crítica feminista vegetariana, publicado en 1990, denunció el vínculo directo entre el consumo de carne y el patriarcado (traducida al castellano por Ochodoscuatro Ediciones).
De acuerdo con el primer ejercicio para crear el Primer Censo Vegano en México, por parte de Vegan Police en 2016, se detectó que la mayoría de las personas veganas en el país son mujeres con un 77.9% y 22.1% hombres.
No podemos luchar contra una forma de opresión siendo a la vez opresivas. Todo tipo de opresión opera bajo el mismo sistema opresor y esta sistemática no puede ser ignorada. Porque, en todas las causas, va intrínsecamente ligada. Es hora de unirnos a la lucha interseccional.
Sobre la autora
Jessica González Castro, autora de esta columna, es gerente de campaña en Million Dollar Vegan en México. Estudió la licenciatura en Administración de Empresas de Hospitalidad en la Universidad del Valle de México. Es fundadora del primer centro comunitario vegano en México, Casa Animal. Fundadora de Cocinar para Liberar, un proyecto que se encarga de que más negocios y hoteles tengan opciones a base de plantas en sus menús. Feminista Interseccional.
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