Aunque no lo creas, en el mundo existen muchas personas incapaces de sentir dolor, miedo o ansiedad. ¿Pero a qué se debe esta rara incapacidad?
Para todos, o al menos la mayoría de nosotros, sentir miedo o dolor es algo normal y que incluso podemos percibir todos los días.
Pero ¿qué pensarías si te dijéramos que existen personas incapaces de sentir algún tipo de dolor y que además nunca sabrán lo que es el miedo o la ansiedad?
Este es el caso de Jo Cameron, una mujer que tiene la incapacidad de sentir cualquier cosa negativa.
Jo Cameron es una mujer que padece de un extraño trastorno conocido como el “gen feliz”.
Este trastorno consiste en una mutación genética que impide que las personas sufran de dolor o ansiedad, esto porque su cuerpo no tiene la capacidad de generar adrenalina.
La adrenalina es una hormona necesaria en animales y personas para activar nuestro instinto de supervivencia y prepararnos para huir y atacar.
Por décadas, Jo desconoció que padecía de este trastorno y siempre atribuyó su fortaleza emocional a su templanza, sin embargo, descubrió que padecía del “gen feliz” hasta los 65 años.
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Vivir sin miedo
La primera vez que Jo Cameron descubrió su condición médica fue a los 65 años, tras una visita al hospital.
Cameron fue al médico ya que no podía mover una de sus manos.
Tras una examinación, el médico notó que la mano estaba completamente rota, algo que sorprendió al especialista, sobre todo porque Jo no presentaba ningún tipo de dolor.
Al notar la situación, el médico envió a Jo Cameron al University College de Londres, donde la examinaron y descubrieron que sus genes eran muy diferentes a los de la mayoría de las personas.
Jo era incapaz de tener algún sentimiento negativo y eso no era todo, también poseía una salud muy buena, no tomaba analgésicos y nunca había experimentado lo que conocemos como miedo o ansiedad.
Lamentablemente, el trastorno del “gen feliz” le ha causado varios problemas a Jo, ya que muchas personas la tachan de fría y poco empática ante las situaciones.
Incluso, en una ocasión tuvo un accidente automovilístico, que no le provocó ningún tipo de sobresalto.
Aunque cualquiera pensaría que el trastorno del “gen feliz” es una fortuna, al mismo tiempo podría evitar alertarnos de algo que no está bien en nuestro cuerpo, o ¿tú qué opinas? ¿Te gustaría tener el gen feliz?
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