Hemos crecido pensando que cepillarnos los dientes con pasta dental es lo más sano. Pero, ¿te has cuestionado los mitos y realidades de la pasta de dientes?
La pasta dental es uno de los elementos de higiene y belleza más importante, pues es la responsable de mantener nuestra sonrisa saludable y reluciente… o eso es lo que nos han venido enseñando desde hace décadas. ¿Cuáles son los mitos y realidades de la pasta de dientes?
Nos han enseñado a cepillarnos los dientes a diario y esta práctica forma parte de nuestra rutina de cuidados higiénicos. Sin embargo, poco se sabe que la pasta de dientes genera un impacto ambiental importante.
Lamentablemente, los tubos de las pastas dentales no son reciclables, ya que generalmente quedan restos en su interior y están fabricados con múltiples plásticos. Por esto, muchos de sus residuos terminan varados junto a otros 8 millones de toneladas de plásticos en los océanos.
Así mismo, algunos de estos productos contienen micropartículas de plástico en su interior y de acuerdo a ciertas investigaciones terminan cada año en el mar, produciendo daños en los aparatos digestivos de los animales marinos.
Ahora, como muchos objetos del hogar que utilizamos a diario son de plástico, podemos encontrar una solución y optar por alternativas amigables con el medio ambiente.
Mitos y realidades sobre la pasta de dientes
1. La pasta de dientes es necesaria para una buena salud dental
Hay mucha polémica en torno a este punto. Porque es verdad: cepillarnos los ddientes con pasta dental nos ayudará a tener una mayor limpieza, un buen aliento y prevenir problemas como la caries.
Pero hay estudios que comprueban que un buen cepillado simplemente con agua y una buena técnica de barrido es más que suficiente para limpiar los dientes. Por supuesto, no esperes tener la blancura ni el aliento mentolado que te da una pasta dental.
Según varias asociaciones dentales a nivel mundial, las pastas dentales están llenas de aditivos innecesarios. El ingrediente más importante de estos productos es el flúor, así que eso debiera ser más que suficiente.
¿Significa entonces que debemos dejar de usar pasta de dientes? Es una decisión personal y acorde a nuestro estilo de vida. Lo cierto es que debes saber que la pasta más sencilla y económica hará muy bien su trabajo, siempre que ésta contenga flúor.
2. El flúor mata las neuronas (¿mitos o realidades de la pasta de dientes?)
Uno de los argumentos en contra del uso de pasta de dientes tradicional es un estudio que, hace unos años, encontró que la acumulación de flúor en el cuerpo puede afectar el sistema nervioso.
Esto dio pie al uso de alternativas sin flúor, como pastas dentales de barro, de carbón activado y pastillas ecológicas limpiadoras de dientes.
Hasta el momento, no se reporta ningún estudio lo suficientemente sólido como para comprobar que el flúor de las pastas de dientes mata las neuronas, ya que las cantidades de flúor en estos productos son demasiado bajas para representar un peligro.
Algunos especialistas sugieren que los artículos de higiene dental no tengan cantidades mayores a los 0,7 miligramos de flúor por 1 litro de pasta de dientes. Esto es no más del 0.2% por producto y en niños menos del 0.05 por ciento.
Para hacerlo de un modo más gráfico el cepillado debería hacerse con una cantidad de pasta equivalente al tamaño de un garbanzo.
3. Las pastas de dientes erosionan el esmalte
Esto es cierto, en algunos casos. Hay pastas de dientes que contienen micro perlas que ofrecen una limpieza más profunda, pues, igual que los exfoliantes para la piel, permiten hacer un mejor barrido de los residuos de alimentos y placa.
Sin embargo, el uso excesivo (y con excesivo nos referimos a diario, varias veces al día y por un tiempo prolongado) pueden desgastar la dentina y el esmalte de nuestros dientes.
Lo mismo sucede con otras “alternativas” a la pasta de dientes, como los productos a base de carbón activado. Y ni hablar de los productos blanqueadores.
Por eso, el uso de estos productos debe ser moderado y por tiempos reducidos. Por ejemplo, usar una pasta de dientes blanqueadora por un mes y, una vez que obtengamos el resultado deseado, suspenderla y regresar a una higiene más tradicional y menos agresiva.
4. La pasta de dientes contamina el agua
Tristemente, esto es cierto. Algunas pastas de dientes contienen un bactericida llamado triclosán, que al desecharse en el drenaje no mata solamente las bacterias de la boca, sino a miles de pequeños microorganismos que se encuentran en los sistemas acuáticos y que son la base de la alimentación de todo un ecosistema.
Tan sólo en Estados Unidos, al analizar 139 vías fluviales, se encontró que éstas contienen hasta 57% del compuesto triclosán.
También, aquellas pastas de dientes que contienen microperlas (usualmente agregadas para limpiar a profundidad los dientes y darles un efecto más blanco) también son difíciles de degradarse y terminan en los mantos acuíferos.
¿Entonces deberíamos dejar de comprar pastas de dientes? Nuevamente, es una decisión personal. Lo cierto es que podemos hacer decisiones de compra más conscientes, revisar a detalle los ingredientes y componentes activos de nuestros productos y, por qué no, probar otras alternativas menos contaminantes.
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