Bajo la iniciativa ‘Iztapalapa Mural’ se han realizado casi 7 mil grafitis en una de las localidades más marginadas de México.
Hace tres años, Iztapalapa, la alcaldía más poblada de México, empezó un proyecto para cambiar la mirada de los vecinos sobre sus colonias a través del arte urbano, por medio del programa Iztapalapa Mural.
Se trata de una forma de combatir el estigma de violencia inspirada en experiencias similares en otras ciudades. Hoy, los mismos habitantes piden que pongan color en sus casas, en sus negocios. O que pinten a un familiar asesinado en las paredes, porque esas son sus calles.
Iztapalapa Mural es un proyecto impulsado por la alcaldía Iztapalapa en 2018, mediante el cual ya se han realizado 6,825 grafitis en las paredes de casas particulares, en azoteas o afuera de comercios locales. En total, son 236,949 metros cuadrados de pintura y más de 100 muralistas quienes han participado.
Respetar y resignificar el ambiente urbano
La iniciativa pretende recuperar y dignificar los espacios públicos a través del arte, resignificar el ambiente urbano y embellecer las 293 colonias que forman Iztapalapa, una de las alcaldías más pobres de la capital.
Y, a través de ello, el programa busca disminuir la violencia y la inseguridad —79,2% de los mayores de edad de Iztapalapa aseguraban sentirse inseguros en la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana de junio de 2021—, los dos problemas estructurales que, junto con la pobreza, atraviesa la alcaldía.
Iztapalapa Mural, a su vez, forma parte de Senderos Seguros, una medida que busca erradicar la violencia contra las mujeres en la vía pública, explica por teléfono la alcaldesa Clara Brugada: “Si una niña se siente segura cuando camina por estos lugares, cualquiera se sentirá seguro”.
Primero, el programa introdujo alumbrado público, hasta entonces un servicio escaso en la mayoría de colonias. “Luego es toda la imagen urbana, cuidar todo, limpiarlo, y vimos que era muy importante recuperar el tema de los murales, plasmar arte en las calles”, sintetiza Brugada.
Combatir la inseguridad por medio de Iztapalapa Mural
Gracias a la iniciativa Senderos Seguros, los delitos contra las mujeres han descendido un 26%; los robos un 57% y el narcomenudeo un 44%, según datos de la alcaldía Iztapalapa.
Y aunque al principio los vecinos mostraban resistencia de que alguien fuera a grafitear sus paredes, ahora se convencen de que este arte urbano mejora el aspecto de las calles.
Iztapalapa Mural no es la primera iniciativa que trata de utilizar el grafiti como una forma de recuperación urbana. Se han llevado a cabo experiencias similares en La Comuna 13, uno de los barrios más conflictivos en Medellín. O en las favelas de Río de Janeiro, en Brasil.
Sin embargo, los organizadores de Iztapalapa Mural aseguran que este es el mayor proyecto de arte urbano de Latinoamérica. Incluso algunos artistas que participan en él han ido a mostrar su trabajo en convenciones internacionales de grafiti.
El arte para combatir la violencia
“El grafiti funciona para combatir la violencia, pero tiene que ser un trabajo muy colectivo. Para que tenga un impacto directo necesitas dimensionarlo en el tamaño de una comunidad”, dijo en una entrevista con El País Héctor Castillo Berthier, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.
El doctor en sociología explica que, desde los años 80, Brasil ya exploraba el poder transformador del grafiti en las zonas más conflictivas del país. Está comprobado que dar voz al arte urbano reduce los niveles de violencia en la sociedad.
Aunque, por supuesto, para eliminar la violencia de un lugar no basta con grafitis: se necesita un plan a largo plazo que contemple educación, empleo, bienestar social y, sobre todo, involucrar a la sociedad en actividades que les sensibilicen sobre la importancia de erradicar la violencia.
Eso no quita el hecho de que Iztapalapa Mural sea un excelente ejemplo de que toda sociedad puede ser resiliente y convertirse, con los años, en una mejor comunidad.
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