Investigadores podrían comprender más sobre los animales salvajes y cómo protegerlos, gracias a una antena en la Estación Espacial del programa Icarus.
La Estación Espacial Internacional tiene nuevos horizontes en la Tierra. Icarus (International Cooperation for Animal Research Using Space) es el proyecto con aplicaciones terrestres que rastrea patrones migratorios de animales en nuestro planeta para protegerlos.
Icarus es un sistema de observación alemán-ruso que observa la migración animal, involucrando pequeños transmisores conectados a animales, desde elefantes hasta murciélagos.
El director del Observatorio Astronómico, Ericson López, explica cómo funciona el ambicioso proyecto. Icarus aprovecha la posición de la Estación Espacial, a 400 km de altura, además de su localización en una órbita terrestre baja.
Los inicios de Icarus
En 2018, una antena fue colocada en la EEI para recopilar los datos de los animales antes de transmitirlos a científicos en Moscú. Los registros de la señal puestos previamente en animales permiten tener un campo de visión muy amplio de la superficie del planeta.
El sistema se encuentra en una fase de prueba, pero los datos capturados podrían estar listos para ser utilizados a partir de este otoño.
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Ericson Lópe asegura que el proyecto es innovador por las dificultades que implica hacerlo desde el suelo, ya que la comunicación no abarcaría las grandes superficies que monitorea la EEI. Además, los receptores (10 millones), no causan molestias a los animales por lo pequeños y livianos que son.
La antena ubicada en el módulo ruso de la Estación, denominado Estrella, puede rastrear, sobre todo, colectivos de aves, especies marinas y animales de la gran sabana africana que recorren grandes distancias.
Actualmente se monitorean uno o dos animales por colectivo. El proyecto ruso-alemán busca determinar su comportamiento, riesgos y modificaciones provocadas por el cambio climático.
Otra de las grandes ventajas son los datos de las plantas; si en algún lugar existe una afectación a la vegetación, las aves migran de ahí.
“Todavía hay un riesgo residual, por supuesto”, dice una declaración en el sitio web de Icarus. “Por lo tanto, los científicos de ICARUS solo están llevando a cabo esos proyectos cuyo efecto beneficioso esperado supera con creces las posibles consecuencias para los animales”.