La biblioteca de la Universidad de Harvard ha subido a la red el herbario que la escritora Emily Dickinson realizó entre 1839-1846.
Un placer visual que se hace realidad gracias la biblioteca de la Universidad de Harvard, que ha puesto a disposición de todos en la red el herbario completo que la poeta Emily Dickinson realizó entre los años 1839-1846.
Gracias a la digitalización también los investigadores podrán consultarlo porque el estado del cuaderno original estaba muy deteriorado. El tesoro de plantas contiene 424 especímenes de flores silvestres de la zona rural de Massachusetts distribuidos en 66 páginas.
En el cuaderno original color verde, los nombres de las plantas están escritos a mano en latín. Lo acabó cuando 14 años y hoy está considerado como un documento científico muy valorado por biólogos y naturalistas.
Sus estudiosos ven una conexión indisoluble entre su amor por las plantas y su poesía, en muchísima ocasiones con alusiones a las plantas. Pero sobre todo reconocen que su faceta de escritora opacó a la botánica eminente.
Richard B. Sewall, experto en la vida y obra de la poetisa estadounidense publicó lo siguiente: “En el cuidado que Emily tuvo en su herbario, en el preciso conocimiento botánico que muestra y en la fina composición de cada página, la inclinación de su naturaleza es clara: fue una creadora desde el principio”.
Emily Dickinson se inició en la botánica muy niña, a los nueve años. En su adolescencia acudió a la escuela Mount Holyoke fue alumna aventajada de Mary Lyon, una apasionada botánica que tuvo como maestro a un destacado naturalista y geólogo, Edward Hitchcock. Esto lo cuenta la escritora María Popova en la revista Brain Pickings.
Sensibilidad por lo natural
El herbario de Dickinson es uno de los primeros documentos de botánica realizados por una mujer joven en la era victoriana menciona en El País Inés Álvarez, científica en el Real Jardín Botánico de Madrid: “Emily era una mujer rebelde, especial, íntima, que no se relacionaba mucho con el mundo exterior, que no viajó y no tuvo amantes conocidos, pero a quien le interesaba mucho la ciencia y la belleza de la naturaleza”.
Y añade: “No conozco mujeres de la época con inquietudes similares. Hay científicas, pero esta mezcla de sensibilidad por lo natural, por la ciencia materializada en la poesía y en el arte no era muy común”.
La ciencia materializada en la poesía
Dickinson (1830-1886) es una de las escritoras estadounidenses más populares y enigmáticas del siglo XIX. Escribió casi 1,800 poemas. Sin embargo, su trabajo era casi desconocido para los lectores de su tiempo, ya que solo se publicaron unos pocos poemas durante su vida. Gran parte de sus manuscritos se descubrió después de su muerte.
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