La idea se basa en un concepto acuñado en 1990, según el cual las empresas deben responsabilizarse de sus residuos, y no sólo el consumidor final.
Los envases y empaques de los productos que consumimos, desde los alimentos hasta los de higiene personal, representan aproximadamente el 28% de los residuos sólidos a nivel mundial. El problema es que solo alrededor del 25% de estos residuos generados por las empresas se recicla.
Por eso, en Estados Unidos ha surgido una nueva propuesta de ley: fijar un impuesto a las empresas que más residuos generan. Específicamente, se fijarán costos a aquellas compañías que no contribuyan al reciclaje de los envases y empaques que ellas mismas producen.
La propuesta de ley surgió simultáneamente en Oregon y en Maine, estados que, por cierto, crearon sus propias empresas estatales que producen envases y empaques de cartón y de otros materiales más sostenibles.
Esta ley entrará en vigor en Maine en 2024 y en Oregon hasta 2025. Con los impuestos generados, ambos estados crearán un sistema de recolección, separación y aprovechamiento de los residuos. Esto con la intención de evitar que vayan director a basureros.
Pero, sobre todo, se trata de una forma de incentivar a que las empresas sean parte de la solución. Y que, junto con el gobierno y la sociedad civil, encuentren formas de producir menos residuos.
Empresas libres de residuos
Las grandes empresas a nivel mundial son conscientes de que la sostenibilidad debe estar en el centro de sus operaciones, especialmente cuando se trata de gestionar sus residuos. De otra forma, la sociedad pronto les pasará factura.
Es el caso de compañías como Unilever. Desde 2019, la empresa firmó un compromiso para reducir drásticamente los residuos derivados de su producción.
Para 2025, la compañía global de productos de consumo masivo eliminará más de 100 mil toneladas de envases plásticos. Además de recolectar y procesar más plástico del que vende.
Otro caso es el de PepsiCo, quien en México tiene el programa Zero Waste To Landfill. Según comunicados de la empresa, 100% de sus plantas en México están diseñadas para reaprovechar el total de sus residuos. Lo cual significa que envían 0% de residuos a basureros.
Mondelez, la fabricante de nuestros chocolates favoritos, anunció en 2020 que firmaría su adhesión al Compromiso Global de la Nueva Economía del Plástico de la Fundación Ellen MacArthur. También forma parte de la Iniciativa de la Nueva Economía del Plástico y es miembro del Pacto de Plásticos del Reino Unido.
Esto se traduce en que, para 2025, la empresa deberá lograr que 100% de sus residuos de plástico esté diseñado para reciclarse. O bien, que contenga información de reciclaje en el paquete y contribuya al compromiso de reducir las emisiones de CO2 de la empresa.
‘Responsabilizar a los responsables‘
Aunque estas compañías se han puesto bien la camiseta de la sostenibilidad, lamentablemente la mayoría de las empresas no se hacen cargo de sus desechos y residuos. Ya sea por falta de infraestructura o por falta de visión.
Las leyes de Maine y Oregon son el ejemplo de cómo poner en práctica un concepto llamado responsabilidad extendida del productor (EPR, por sus siglas en inglés).
El académico sueco Thomas Lindhqvist creó este concepto en 1990 como una estrategia para disminuir los impactos ambientales de los productos industriales. Al hacer además que los fabricantes sean responsables de los ciclos de vida completos de los productos, especialmente para la devolución, el reciclaje y la disposición final.
Los productores no siempre recuperan sus empaques bajo los esquemas de EPR. Generalmente, le pagan a alguna organización o agencia intermediaria para gestionar adecuadamente estos recursos.
En México, por ejemplo, el socio más importante para la gestión de residuos de las empresas es ECOCE, quien según cifras de su sitio web logra reciclar hasta 50% del plástico PET. Uno de los principales dolores de cabeza del planeta.
La idea de la responsabilidad extendida del productor ha impulsado las regulaciones que rigen la gestión de desechos electrónicos, como computadoras, televisores y teléfonos celulares viejos, en la Unión Europea, China y 25 entidades de Estados Unidos.
Cada quien su basura
También se han adoptado o propuesto medidas similares en países como Kenia, Nigeria, Chile, Argentina y Sudáfrica. Para que las empresas se hagan cargo de sus residuos y evitar la generación de más basura.
Hasta ahora, se ha dejado en las manos del consumidor final el poder de reciclar y gestionar adecuadamente los residuos. Y si bien esto es muy importante, se ha puesto más atención en capacitar a la gente, que en voltear hacia las empresas que producen dichos residuos.
¿Crees que esta iniciativa podría replicarse en más países? ¿Cuál piensas que sería el impacto económico y ambiental de esta decisión?
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