No es que haya un juicio por tener un peso elevado, sino más bien las implicaciones en tu salud física que conlleva, y a veces se vincula con las emociones.
Emocionarse no es malo. Ojo, estamos hablando más bien de un descontrol de ellas, que puede generarte diversos problemas. Desde un trastorno de personalidad hasta mermar tu salud física. ¿Cómo puedes saber si estás sobrepasando el límite del descontrol? Pues tu cuerpo siempre como tu mejor aliado –o enemigo, según sea el caso– te avisará. Uno de estos “avisos” más frecuentes que se pueden observar cuando hay un mal o nulo control de tus emociones es el peso extra.
“Me engorda hasta el aire”
Es una de las frase más comunes, pero, igualmente, una de las más certeras. Pretendemos el sarcasmo porque nos estamos negando a reconocer un problema de sobrepeso. Y es que no hay “pa’ donde hacerse”. México ocupa los primeros lugares de obesidad infantil en el mundo, por ejemplo, y no es que los niños se autogobiernen precisamente, sino que igualmente puede ser un reflejo de situaciones de mal manejo de emociones en su propia familia. Además, varios estudios estadísticos actuales muestran que el sobrepeso no es algo fuera de lo común. La dieta de millones de mexicanos no incluye un balance de nutrientes. Es que si: abusamos de la garnacha. Sumemos a eso, nuestros “rollos” existenciales. “Tenemos un grave problema, Houston”.
No, no es culpa del maíz tu peso, sino tus emociones
Obvio es importante tener una buena dieta, pero el desayunar torta de tamal no hace el que haya una gran mayoría de personas con sobrepeso, tampoco. El sobrepeso u obesidad se presenta, también, en su mayoría (en niños y adultos, por igual) por sentimientos de abandono, desvalorización, carencia y conflictos de identidad. O sea, emociones desbordadas, que no se tratan con un especialista.
Y sí, existen algunos conflictos biológicos que programan la obesidad y el sobrepeso. Pero a estos hay que agregarles la posibilidad de que la obesidad tenga un origen glandular, para lo cual habría que arreglar primero el conflicto relacionado con las glándulas y después arreglar otros conflictos como un descontrol emocional de nuestro entorno. Las emociones no pueden dejarse a un lado en un tratamiento médico para explicarse el por qué una persona está teniendo más kilos de los saludablemente necesarios.
Almacenamiento de emociones… o grasa
Uno de los grandes problemas generados por estrés, sentimientos de culpabilidad, abandono, crisis existenciales, miedo a una pandemia, cortar con mi pareja, etc., es que no todos tienden a perder peso, sino todo lo contrario. La mayoría de la gente no baja de peso cuando sus emociones son de tristeza (aunque usted no lo crea). Mas bien, tienden a subir de peso porque están respondiendo a algo que varios especialistas llaman el Conflicto de Acumulación. Nota mental para todos: cada vez que hagas un comentario a alguien sobre su apariencia física, piensa que puedes estar teniendo un descontrol de emociones y que puedes empeorarlo.
¡Si se puede!
Varios expertos pueden ayudarte en el tema. Pero es muy importante que no olvides tu gran valor como persona, aunque sabemos que a veces es imposible de verlo. Las emociones son nuestras peores enemigas, a veces. Sabemos (medio tarde luego) que si no podemos ejercer un control sobre ellas, podemos herir a alguien muy querido sin pensarlo. Además, de que como hemos dicho, nuestro cuerpo lo resiente y nuestros niveles de ansiedad, por ejemplo, pueden dispararse.
Un buen manejo de nuestras emociones nos puede dar salud mental y física, porque podremos estar en nuestro entorno de forma natural y equilibrada.
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