El Super Bowl 2020 gana la batalla contra el desperdicio

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El Super Bowl 2020 gana la batalla contra el desperdicio

En la edición LIV del Super Bowl lograron rescatarse toneladas de comida, suficientes para alimentar a más de 20 mil personas.

En Estados Unidos, y en países donde este evento tiene millones de fanáticos, el fin de semana del Super Bowl no sólo trae uno de los encuentros deportivos del año, sino también toneladas de comida, mucha botana, pero también mucho desperdicio. Mientras que en los hogares los sobrantes generalmente se refrigeran y consumen en otro momento, en el estadio en cuestión suelen terminar en los basureros.

Pero este año, el Super Bowl LIV y su sede, el Hard Rock Stadium de Miami, se asoció con la organización Food Rescue, quien desde 2011 ha trabajado incansablemente para reducir el desperdicio de comida en eventos de gran escala, restaurantes y supermercados. Como resultado de esta colaboración, se lograron reunir más de 13 toneladas de comida sin consumir. Esta impresionante cantidad se destinó a cinco albergues en el sur de Florida y fue suficiente para alimentar a más de 20 mil personas. 

Labor de Food Rescue


De acuerdo con información del canal deportivo ESPN, “la comida recolectada incluyó solomillos de ternera, pollo a la barbacoa, alitas, costillas y platos de charcutería de secciones con servicio VIP, puestos de comida y suites, entre otros lugares”. Food Rescue, por su parte, recalcó la importancia de rescatar los sobrantes cárnicos: “Como mucha de esta comida sobrante es carne, el esfuerzo por rescatarla resulta mucho más significativo desde una perspectiva climática. La carne tiene una importante huella de carbono y requiere de muchos recursos para su producción, esto la hace el peor desperdicio de comida imaginable”.

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Reducir los desperdicios de comida al mínimo es de suma importancia en el contexto de la crisis climática, pues es bien sabido que este tipo de desecho, al llegar a los vertederos, desprende gases de efecto invernadero como el metano. Dichas emisiones contribuyen al calentamiento global 86 veces más rápido que las emisiones de carbono, de acuerdo con información del World Resources Institute.