Dormir por ciclos: una técnica de la Edad Media que regresó con la pandemia de coronavirus

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Dormir por ciclos: una técnica de la Edad Media que regresó con la pandemia de coronavirus

Hasta hace unos años, nadie dormía ocho horas seguidas. ¿Deberíamos volver a implementar dormir por ciclos cortos de tiempo?

¿Qué pensarías si te dijéramos que dormir ocho horas continuas es un hábito moderno, y que desde la Edad Antigua hasta principios del siglo XIX lo normal era dormir por ciclos cortos a lo largo del día?

Por más extraño e insano que suene, dormir por ciclos era una forma natural de dormir: el día era largo y las actividades por hacer eran pocas, comparado con todas las opciones de distracción que tenemos hoy.

Para muchas personas, la pandemia trajo de vuelta esta forma de dormir: al tener menos opciones de actividades, dormir durante el día en ciclos cortos se volvió más recurrente. Y claro, esto muchas veces significa hacer lo mismo durante la noche.

De acuerdo con el especialista en ciencia del sueño A. Roger Ekirch, millones de personas experimentaron esta alteración en su ciclo de sueño durante la pandemia. Y aunque evidentemente lo vieron como una preocupación (pues nuestro día suele estar planeado para dormir de noche y vivir de día), dormir por ciclos no es tan malo como parece.

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¿Cómo era dormir por ciclos en la Edad Media?

En esa época, mucha gente se acostaba al anochecer y se despertaba tres o cuatro horas más tarde. Socializaban, leían libros, tomaban un refrigerio e intentaban concebir hijos durante una o dos horas, antes de volver a dormir otras tres o cuatro horas.

Con la llegada de la industrialización, la gente empezó a obligarse a dormir toda la noche, según A. Roger Ekirch, profesor de historia y autor del libro At Day’s Close: Night in Times Past.

Ahora que muchas personas establecen sus propios horarios, trabajan desde casa y se centran más en el autocuidado. Algunos han vuelto a la idea de dormir por ciclos, es decir, tener un ciclo de sueño segmentado voluntario. O involuntariamente, para quienes padecen altos niveles de estrés.

Entonces, ¿estamos volviendo a nuestro ciclo de sueño natural, olvidado desde hace tiempo? ¿Acaso esta podría ser la cura para quienes se consideran insomnes de medianoche?

¿Tomar varias veces al día la siesta?

Ekirch, quien ha estudiado el sueño segmentado durante 35 años, aseguró al New York Times que hay más de 2 mil referencias al respecto en fuentes literarias: incluyendo cartas y diarios, pasando por registros judiciales, periódicos, obras de teatro, novelas y poesía.

“El fenómeno recibió distintos nombres en diferentes lugares: primer y segundo sueño, primera siesta y sueño profundo, sueño nocturno y sueño matutino. Pero, más que ser una decisión de la época, simplemente era algo que hacía la gente, ya que se ajustaba a los patrones de trabajo agrícolas y artesanales”.

No había presión para llegar a tiempo a la fábrica, para tomar un tren o para enviar a los niños a la escuela, ya que la mayor parte del trabajo se realizaba en casa o cerca de ella. El sueño no se regía por el reloj, sino por los ritmos de la noche y el día, así como por los cambios de estación.

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Pero dormir por ciclos (o sueño segmentado) también era por falta de comodidades. La gente dormía en el suelo, o en costales rellenos de paja o de lana. Esto dificultaba lo que hacemos hoy: dormir durante un periodo largo sin interrupción.

También había fiebres, dolores de estómago incurables, dolores de muelas y muchos otros temas de salud que te obligaban a despertar en medio de la noche y a dormir cuando te ganaba el sueño durante el día.

Dormir a ratos: ¿una nueva normalidad?

Dormir por ciclos cambió en la Revolución industrial, cuando se hizo hincapié en las ganancias y la productividad. Se creía que las personas que limitaban su sueño a un intervalo único obtenían una ventaja.

La existencia de la luz artificial permitía acostarse más tarde, lo que conducía a comprimir el sueño a ciertas horas: se trabaja de día y se duerme de noche. Este hábito, que lleva casi dos siglos entre nosotros, nos ha hecho pensar que despertarnos en la noche es un trastorno del sueño y que dormir de día es ser improductivo.

Pero, ¿de verdad es tan malo tener estos ciclos de sueño variables? Para el 90% de la población, sin duda lo es, pues debe cumplir con un horario laboral, actividades familiares, horarios escolares (propios o de los hijos), etc.

El cuerpo es sabio

Sin embargo, se trata de desestigmatizar un poco el dormir por ciclos: tomar siestas durante el día y lapsos de sueño más cortos durante la noche. Sobre todo cuando 30% de las personas afirma despertarse al menos tres noches a la semana, según un estudio publicado en 2010 en la revista médica, Journal of Psychosomatic Research.

Otro 25% de los adultos padece insomnio cada año, según un estudio reciente de investigadores de la Universidad de Pensilvania. En casos de ansiedad relacionada con el insomnio como el de Hughes, el sueño segmentado suele ser una solución ideal, dijo Alex Savy, instructor de Ciencias del sueño.

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Si la pandemia ha impulsado la flexibilización de los horarios, ¿por qué no buscar implementar estos horarios flexibles de por vida? Dormir por ciclos es algo natural del cuerpo, y si una tercera parte de la población lo experimenta, ¿deberíamos seguir aferrados a un sistema de trabajo y de descanso que no nos funciona a todos?

Tal vez la gente de la Edad Media no tenía todas las comodidades que hoy tenemos, pero al menos comprendían que el cuerpo duerme cuando tiene sueño. Y eso -dormir por ciclos- es algo que quizás debamos volver a implementar.

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