La empresaria canadiense Miranda Wang ha conseguido convertir el plástico no reciclable en materia prima para la fabricación de calzado e impresión 3D.
Miranda Wang, fundadora de la compañía BioCellection ha logrado convertir el plástico no reciclado en materia prima, para la impresión 3D y fabricación de calzado.
Los residuos plásticos de baja calidad no se pueden reciclar y representan un porcentaje muy alto del total mundial. Según la ONU, solo se recicla el 9% de los plásticos que se generan en todo el planeta. Y cada año se producen 340 millones de toneladas de plástico.
Asimismo, la mayor parte de ese material termina obstruyendo vertederos, ríos y océanos, contaminando así la atmósfera, el suelo y el agua.
Pero esto está cambiando en parte gracias a Miranda Wang, una empresaria tecnológica chino-canadiense que descubrió el poder de una bacteria que elimina la toxina que hay en los plásticos y no permite su recuperación. Es decir, logra que el plástico no reciclable se convierta en materia prima.
Emprendiendo el cambio para un futuro mejor
Lo primero que hizo fue fundar BioCellection con su amiga Jeanny Yao. Juntas han desarrollado una tecnología de reciclaje químico que transforma los plásticos de peor calidad en materia prima susceptible de usar en nuevos productos.
“Hoy en día no existe prácticamente ninguna tecnología que funcione con los plásticos realmente sucios”, explica Wang en un comunicado de prensa.
“Son tan de baja calidad que no tiene sentido limpiarlos y hacer nuevos productos con ellos. Nosotras nos centramos en este tipo de plástico no reciclable para hacerlo materia prima“, detalla.
“Recogemos residuos como bolsas de plástico sucias o materiales de envasado de un solo uso y los transformamos en materiales valiosos de alto rendimiento, hechos con contenido reciclado que tienen las mismas propiedades que los materiales vírgenes”, cuenta la joven empresaria.
Entonces, para hacer su investigación consiguieron una financiación de cinco millones de dólares, cuya cifra les ayudó a establecerse en Silicon Valley.
Allí BioCellection desarrolló un proceso por el que el plástico de polietileno (que representa 1/3 de la producción del planeta) podía descomponerse en precursores químicos que se podían usar como materia prima.
Además, “es un nuevo proceso sostenible y económico para fabricar químicos industriales de alto valor a partir de esos plásticos”, detalla Wang.
“Hemos podido utilizar estos químicos para sintentizar materiales que ahora están cerca de igualar el rendimiento de fotopolímeros vírgenes y poliuretanos termoplásticos”.
Residuos de baja calidad convertidos en materia prima sostenible
Actualmente, esta materia prima se usa en impresión 3D y en la fabricación de zapatos. Es un proceso sustentable que disminuye la cantidad de dióxido de carbono en caso de que el plástico arda.
Las expectativas de Wang son grandes. En 2023 quiere reciclar cientos de toneladas de residuos plásticos. También desea construir una planta de procesamiento para producir materia prima comercializable. Por este proyecto ha recibido el Premio Rolex a la Iniciativa, enfocado a condecorar propósitos que contribuyen a mejorar el mundo.
La trayectoria de Wang está llena de reconocimientos. En 2018, las distinciones de Wang incluyeron un premio Jóvenes Campeones de la Tierra de la ONU, el Pritzker Environmental Genius Award y una Echoing Green Climate Fellowship.
También figuró entre los “30 menores de 30” de la revista Forbes, y fue incluida en la lista de “Visionaries with the Courage to Change the World” del New York Times. Y por su parte, la revista Time presentó a Wang como a una de las “15 mujeres que lideran la lucha contra el cambio climático”.
Una vigilante que apuesta por la transformación social y ambiental del planeta.
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