Sí, hay un contaminante silencioso que está presente en cosas que ni te imaginas y con las que tienen contacto los niños pequeños, ¡evítalas!
El plomo es dañino para cualquier persona, pero los bebés que aún no han nacido y los niños pequeños (de 6 meses a 3 años de edad), son los que más se exponen a tener problemas de salud como consecuencia de una intoxicación.
Esto ocurre cuando entra plomo en el cuerpo a través de la piel, la respiración o el consumo de líquidos o sólidos. Cuando el organismo del pequeño lo absorbe, puede afectar de por vida el cerebro de los niños.
De acuerdo con un informe conjunto de 2020 de Unicef y la ONG internacional Pure Earth, las cifras de intoxicación por plomo son alarmantes. Uno de cada tres niños en el mundo, es decir, alrededor de 800 millones de menores de edad tienen plomo en la sangre.
¿Cómo se intoxican por plomo los niños?
La forma más habitual es por la pintura elaborada con plomo, que se utilizó en muchas casas de EE.UU hasta finales de la década de los 70.
Un estudio reciente en Londres constató que el plomo que usaban en la gasolina persiste en el aire de la capital británica. A pesar de que el metal fue prohibido en combustibles hace más de 20 años.
Otras fuentes de contaminación incluyen la tierra contaminada que se encuentra cerca de las calles de mucho tráfico. El agua que fluye por tuberías y grifos de plomo viejos, los alimentos que se guardan en recipientes vidriados de plomo. ¡Y algunos juguetes! Es más, ¿sabías que esas áreas de tierra en los parques, que usan los pequeños para hacer castillos de arena tienen una gran cantidad de plomo?
¡Hay que estar alertas!
El caso de México…
Unicef y Pure Earth señalan que la intoxicación por este contaminante silencioso en la niñez mexicana es realmente grave. Y se da sobre todo por el uso de esmaltes con plomo en alfarería.
“En promedio, dos de cada diez niños están intoxicados y es en Puebla donde existe el mayor número de casos. Esto se traduce en una disminución de capacidades neurológicas y daño a distintos órganos”, señala Daniel Estrada, director de Pure Earth, en México.
Proteger a los niños de esta terrible afección implica estar al pendiente de dónde juegan y mantenerlos alejados de las calles que tengan mucho tráfico y de debajo de los puentes. Lavar las manos y los juguetes de tus hijos a menudo, checar el estado de las tuberías, ya que podrían estar recubiertas de plomo. Y asegurarse de que el hierro y el calcio formen parte de su dieta diaria.
Prevenir que tus hijos se expongan a este contaminante silencioso, evitará muchísimos dolores de cabeza y visitas al doctor. Te lo aseguramos.
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