Las carillas mejoran tu sonrisa, sí… pero si no las colocas y cuidas adecuadamente, pueden causar gingivitis, fracturas y otros daños. Aquí te contamos cómo evitarlos.
Las carillas dentales son populares porque corrigen color, forma y espacios con una sonrisa más simétrica. Pero su uso inadecuado tiene consecuencias. Pero colocarlas de modo inapropiado puede provocar sensibilidad dental, inflamación de encías (gingivitis) y fracturas en el material restaurador, lo cual compromete tu salud bucodental a largo plazo.
¿Por qué suceden estos problemas?
Primero, el procedimiento requiere retirar parte del esmalte dental, una alteración irreparable que debilita el diente natural. Además, si las carillas no encajan bien, pueden irritar las encías, generar inflamación e incluso retraerlas, dejando expuestas zonas vulnerables.
Existen hábitos cotidianos que también las dañan fácilmente:
- Bruxismo (rechinar los dientes) puede desgastarlas o fracturarlas si no usas una férula nocturna.
- Usar los dientes como herramienta—abrasivos como morder hielo, abrir envases o triturar objetos duros— afecta la durabilidad de la carilla.
- Una higiene oral deficiente o visitas dentales irregulares permiten que placa y caries se llamen “a escondidas”, debilitando la base debajo de la carilla.
Prevé daños: consejos que funcionan
- Cita con un profesional acreditado: solo un odontólogo experimentado puede garantizar un ajuste preciso, protección de encías y un plan adecuado.
- Cuida tus encías y esmalte: cepíllate dos veces al día con pasta poco abrasiva, usa hilo dental y enjuague sin alcohol.
- Evita manchas y desgaste: limita el consumo de café, té, vino tinto; enjuaga con agua tras ingerirlos.
- Controla tu bruxismo: consulta el uso de una férula dental nocturna.
- No uses tus dientes como herramientas, te ahorrarás microfracturas o desprendimientos.
Transforma tu sonrisa con precaución
Las carillas dentales pueden transformar tu sonrisa, pero requieren atención y responsabilidad. Su colocación irreversible, sumada a un mal ajuste y al descuido diario, puede conducir a problemas como gingivitis, fracturas o sensibilidad. Si valoras tu sonrisa, destaca el cuidado y el profesionalismo en cada paso: antes, durante y después del tratamiento.
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