Si hace unas semanas te hablamos de Sarah Gilbert, hoy toca volver a hablar de la vacuna de Oxford porque ésta se fabricará en México y Argentina.
Si hace unas semanas te hablamos de Sarah Gilbert, la genio detrás de la vacuna de Oxford, hoy toca volver a hablar del tema porque ésta se fabricará en México y Argentina gracias a la figura de Carlos Slim.
Así lo ha señalado Alberto Fernández, presidente de Argentina. “Esto le permitirá a Latinoamérica acceder entre seis y 12 meses antes a la vacuna (…). Es una gran noticia que la Fundación Slim haya financiado gran parte de esta producción, me parece que es una gran noticia que México y Argentina sean los puntos referenciales de la producción de esta vacuna en América Latina”, explicó el mandatario.
El trabajo para lograrla será en conjunto entre los dos países. Si bien Argentina se encargará de producir la sustancia activa, México será el responsable de envasarla y completar su proceso de producción.
“El laboratorio ha firmado un acuerdo con la Fundación Slim, del magnate mexicano, para producir entre 150 y 250 millones de vacunas destinadas a toda Latinoamérica con excepción de Brasil”, destacó también el mandatario argentino.
Al mismo tiempo, y siempre gracias a la Fundación Slim, la vacuna tendrá un precio muy accesible que rondará los tres dólares (menos de 60 pesos) por la dosis necesaria para combatir el virus. De hecho, las pruebas que se han realizado hasta el momento, señalan que esta vacuna desarrollada entre Oxford han arrojado 91% de inmunidad con una única dosis.
¿En qué fase estamos con esta vacuna?
Aunque en Oxford se trabaja a marchas forzadas, lo cierto es que los pasos deben ser seguros por lo que no estamos hablando de una cuestión de días. Habrá que esperar varias semanas más para pensar que esta vacuna pueda producirse en Latinoamérica.
En la actualidad, la vacuna se encuentra en Fase III, la última de todas para recibir finalmente la autorización de emplearse de manera masiva. Hasta el momento, los resultados de la Fase I y la Fase II son muy esperanzadores. Y, finalmente, cada día que pasa es un día menos en esta carrera por encontrar la cura contra la COVID-19.
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