En su afán por salvar al planeta, Greenpeace y otras organizaciones están pugnando por desaparecer los anuncios sobre combustibles fósiles.
De acuerdo con las Naciones Unidas, las emisiones mundiales de dióxido de carbono por combustibles fósiles aumentaron 62% entre 1990 y 2019. Una cantidad exorbitante que nadie pensaba llegaría tan pronto.
En México, 64% de las emisiones contaminantes corresponden al consumo de combustibles fósiles, de acuerdo con el Inventario Nacional de Emisiones de Gases y Compuestos de Efecto Invernadero 2015.
Y en España, el panorama pinta mucho peor, pues más de 45 mil personas mayores de 14 años mueren al año debido a la quema de combustibles fósiles. Lo cual se traduce en casi el 11% de las muertes anuales de este grupo de edad.
Por este motivo, más de una veintena de ONG’s y asociaciones europeas iniciaron una campaña para recolectar un millón de firmas con el fin de promulgar una ley que prohíba los anuncios de los combustibles fósiles. Y de los servicios de transporte aéreo, por carretera y por vías navegables.
Asimismo, pretenden que se prohíba el patrocinio de cualquier empresa que opere en el ámbito de la extracción, el refinado, el suministro, la distribución o la venta de este tipo de combustibles.
Reducir las emisiones de efecto invernadero a como dé lugar
Cabe destacar que esta petición de firmas coincide con la difusión de un análisis elaborado por los activistas de DeSmog y Greenpeace Holanda. El estudio se trata de 3 mil anuncios publicados por seis empresas europeas del sector en Twitter, Facebook, Instagram y YouTube, en donde promueven el consumo de combustibles fósiles.
Éstas son: Royal Dutch Shell, Total Energies, Preem, Eni, Fortum y la española Repsol, las cuales son acusadas de lavado verde o greenwashing. Es decir, que su publicidad no refleja sus actividades empresariales, ya sea porque hacen demasiado hincapié en sus actividades ecológicas. O porque restan importancia a las actividades relacionadas con los combustibles fósiles.
Por ello, se pide que también se vete a la publicidad que no corresponde con su actividad.
Mientras tanto, la Unión Europea ya se encuentra planeando una estrategia que permita a la economía comunitaria reducir un 55% sus emisiones de efecto invernadero en 2030, respecto a los niveles de 1990.
Mucho se habla, lo entendemos, pero acciones verdaderamente se cuentan muy pocas. ¿Hasta cuándo?
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