Quien no ha visto Van Gogh Alive no sabe de lo que se ha perdido. Y aunque en CDMX ya cumplió su temporada, Toluca se prepara para recibir esta muestra.
Prometió ser un espectáculo como ninguno otro en su tipo y lo cumplió. La experiencia sensorial Van Gogh Alive, ha hecho historia. Tras 21 meses exhibida en el Museo a la Madre de la Ciudad de México, con algún receso debido a la pandemia por Covid-19, da fe de que cada espacio de los mil 500 metros cuadrados que ocupa, fue concebido de principio a fin, para ser excepcional.
El recorrido, que se despide de la capital mexicana para continuar su magia en el Parque de la Ciencia Fundadores, en Toluca, es una experiencia multisensorial por la vida y obra del artista neerlandés. Una vivencia que llega, casi literalmente, a cada uno de nuestros 5 sentidos.
¿Qué lecciones nos deja la experiencia Van Gogh Alive?
1. Sin duda, la más importante, es que tienes que vivirla. Nadie te la puede contar. Si no conoces la obra de este genio postmodernista, no existe mejor manera de hacerlo que asistir para adentrarte en su mundo. El primer acercamiento de los visitantes es el área dedicada a su vida y obra.
2. Basta caminar unos pasos para conocer más de Van Gogh Alive, a través de sus cuadros. Se dice que solo vendió una pintura en vida. La más famosa, titulada La noche estrellada, no la consideraba buena. Ojalá pudiéramos retroceder el tiempo para mostrarle lo amado que es. Mediante 34 pantallas de diferentes formatos podrás apreciar alrededor de 3 mil imágenes del artista. Créeme, ¡sentirás que lo tocas!
3. La habitación de Vincent en Arles, donde la foto es obligada, cobra vida dentro de la exposición. Recrea de manera fiel el espacio donde el pintor pasaba los días y sus noches. Fue tanta su apreciación por su espacio de trabajo que realizó 5 cuadros distintos. Van Gogh no tenía dinero para pagar modelos, por lo que se pintaba a sí mismo. La exposición ha sido visitada por aproximadamente 500 mil personas. En vida, fue prácticamente desconocido y se consideraba un fracasado.
4. Al llegar al área más grande de la muestra, la proyección de imágenes se convierte en un interminable festín de colores orquestado al compás de vibrantes melodías. La retrospectiva, proyectada en paredes, techo y hasta el mismo suelo, nos transporta a sus característicos autorretratos, su pasión por los girasoles y paisajes.
Se respira Van Gogh de principio a fin
5. La muestra llega al clímax con el desfile de olores que se desprenden en la sala para recrear las sensaciones que evocan los cuadros del artista holandés.
6. Aromaria fue la compañía encargada de poner los aromas a té verde, lavanda, canela, mandarina y verbena de la exposición.
7. Finalmente, los Vangoghistas (si no eras, a estas alturas ya te hiciste fan) podrán acceder a la tercer área de la experiencia, una zona rodeada de jardineras con girasoles. Aquí podrás seguir tomándote fotos y adquirir tus souvenirs favoritos de Van Gogh Alive.
Será difícil decir adiós a este fascinante viaje que, del Monumento a la Madre de la Ciudad de México, llega a Toluca con la certeza de seguir rompiendo récords de asistencia. Así que ¡hay Van Gogh para rato!
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