Padecer ansiedad derivado de tu trabajo no es normal. Si tienes algunos de estos síntomas, es momento de que busques ayuda.
Recuerdo el día que tuve mi primer ataque de ansiedad al salir del trabajo. Al llegar a mi casa, me fue imposible recordar cómo demonios había llegado hasta allá. Sólo tenía la imagen de mí apagando la computadora de la oficina, después un enorme espacio en negro de más de una hora y, de repente, yo sentado en mi cama.
El sentimiento fue atemorizante: ¿qué grado de estrés debía tener en mi vida como para no recordar una hora de camino a casa? No fue sino hasta tiempo después que descubrí que ese hueco en mi memoria fue consecuencia de un ataque de ansiedad.
La ansiedad actúa de formas más violentas de lo que creemos: puede provocarnos problemas de memoria, problemas de concentración y, a la larga, derivar en depresión o pensamientos negativos. En ocasiones, nuestro cerebro se congela o se apaga como resultado de la ansiedad.
Controlar la ansiedad es difícil si no cuentas con una buena inteligencia emocional. Por eso, siempre se recomienda la atención oportuna con algún especialista en la salud mental. No es normal vivir con ansiedad derivada del trabajo.
Muchas veces, la ansiedad por el trabajo viene de la preocupación de no poder hacer las cosas bien, de no cumplir las expectativas, de los pendientes y la gran carga de responsabilidad.
Pero también se puede deber a un ambiente de trabajo tóxico o a la falta de un buen liderazgo en tu equipo de trabajo, una cultura laboral poco diversa o de una falta de estímulos (sí, empezando por un mal salario).
Señales de que el trabajo te está provocando ansiedad
Seamos honestos: trabajar no tiene por qué ser siempre una experiencia gratificante, pero tampoco tiene por qué ser una tortura. Debemos identificar esta línea delgada entre sentirnos agobiados por el trabajo de vez en cuando y sentir que el trabajo está consumiendo nuestra vida.
La revista Very Well Mind dice que la ansiedad ocasionada por el trabajo implica sentirse estresado, nervioso, incómodo o tenso por temas relacionados directamente con el trabajo, y es un problema que afecta al 40% de los adultos. Irónicamente, la preocupación puede ser por tener un mejor desempeño, pero termina afectando eso de forma negativa.
Estas son algunas señales de que el trabajo puede ser el detonador de tu ansiedad:
1. No logras cumplir con los plazos de entrega o te tardas demasiado en hacer las cosas
La saturación de trabajo puede provocar el efecto contrario: en lugar de que sientas la presión necesaria para resolver tus tareas, te puede bloquear. Y aunque sabes que se trata de tareas urgentes, cuando padeces ansiedad tu mente se queda inmóvil, sin saber por dónde empezar.
2. Sentir que no tienes control sobre nada
La ansiedad que provoca el trabajo puede hacer que algunas personas se sientan desbordadas y que no sepan ni por dónde comenzar sus tareas del día. Si este es tu caso, o te sientes muy disperso, quizás tienes ansiedad.
3. Te enfermas regularmente
A menos que padezcas una enfermedad prexistente, quizás tus achaques pueden venir de la ansiedad que te está provocando el trabajo. Cuando nos estresamos, nuestro sistema inmune es menos eficaz y podemos tener desde resfriados recurrentes hasta un tema más severo, como problemas musculares agudos.
4. Tus días son impredecibles
Es muy diferente vivir el día a día con emoción que sufrirlo. No está padre vivir sin un plan a corto, mediano y largo plazo. Esta incertidumbre te puede estar provocando ansiedad en el trabajo, así como la sensación de que trabajas sin un propósito.
5. No hay un límite entre tu vida laboral y vida familiar
Si al salir del trabajo o al terminar tu jornada de home office debes seguir resolviendo cosas, esto detonará tarde o temprano problemas de ansiedad derivado de tu trabajo. Sabemos que es difícil decir que no, pero si no pones tus propios límites, ¿quién lo hará por ti?
6. Problemas de memoria
Así como me sucedió a mí al no recordar mi camino de regreso a casa después del trabajo, a muchas personas les pasa que, en su día a día, les cuesta trabajo recordar cosas tan sencillas como qué comí el día de hoy.
La ansiedad puede provocar ataques en los que nuestra mente deja de registrar lo que vemos o sentimos al momento. ¿Te parece normal que esto suceda? Pues no. La ansiedad es muy grave, no debemos minimizar sus efectos.
¿Cómo solucionar la ansiedad por el trabajo?
La ansiedad es un asunto personal que debes resolver con apoyo de algún especialista en la salud mental, pero eso no excluye el hecho de que puedas intentar ponerle remedio en tu mismo trabajo.
En ocasiones, las cosas se resuelven pidiendo ayuda cuando la carga laboral es mucha, pero en otras la mejor opción es cambiar de empleo. Antes de que llegues a este punto extremo, intenta con los siguientes consejos.
1. Respira y tómate un momento
Esta técnica implica que te veas a ti mismo en un ambiente que te hace sentir calmado y tranquilo, enfocándote en los detalles mientras respiras de forma profunda para que puedas escapar mentalmente de lo que te provoca ansiedad y logres recuperarte.
2. Mecanismos de defensa
Cosas como tener una playlist, tomarte unos minutos para meditar, salir por un café, caminar un poco, ver un video divertido o hacer una lista de pendientes con prioridad (debe ser corta, eso ayudará a que te concentres), son esenciales para estar mejor organizado y evitar que te sientas abrumado con tantas cosas.
3. Habla con tu jefe
Cuando ya ni siquiera la música logre bloquear las molestias de tu entorno laboral, es momento de hablar y pedir apoyo, principalmente de tu jefe.
Un buen jefe debe estar abierto a escuchar los problemas y quejas de su equipo. Además, nadie va a saber que no estás bien si no lo dices (no te leen la mente). Tu superior puede darte algunas herramientas o incluso recursos para que puedas hacer mejor tu trabajo sin tanta presión.
4. Habla con tu equipo
Hablar con un jefe puede ser difícil e intimidante, así que un buen truco es hablar con tus compañeros, ellos pueden estar pasando por algo similar y pueden compartir experiencias y técnicas que les hayan funcionado. Además, tener a alguien con quien hablar hace que te sientas apoyado y escuchado, y eso reduce la ansiedad.
5. Establece tus límites
Ser la persona que nunca se niega a hacer algo no te hace indispensable, eso solo logra que tu carga de trabajo aumente demasiado y que tengas muchas cosas al mismo tiempo que impidan que te concentres en lo importante.
Es importante que respetes tu horario, que aprendas a pedir vacaciones cuando las necesitas y que no tengas miedo de delegar.
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