Para cuidar de nuestro mundo bastan pequeñas, pero grandes acciones, como amamantar.
Si te interesa llevar una vida más sustentable, puedes iniciar con algunas pequeñas acciones, como amamantar a tu hijo. Sí, la lactancia materna es la opción más sostenible para el planeta. Al practicarla no perjudicamos al ecosistema o dejamos una huella de carbono.
De acuerdo con Anna Bach Faig, investigadora de FoodLab, la leche materna es “un alimento natural y renovable”.
“No deja huella de carbono en el medioambiente; no requiere envasado, transporte ni combustible para su producción, preparación y consumo, y tampoco produce desechos”.
Además, la madre, durante la lactancia, serviría como un “envase” que, en palabras de la profesora María José Rodríguez Lagunas, sería estéril, capaz de dosificar la cantidad exacta que requiere el bebé y a la temperatura óptima.
De acuerdo con un estudio realizado por el Imperial College de Londres y publicado en el British Medical Journal, dar leche materna durante seis meses supone un ahorro de entre 95 y 154 kilos de emisiones de CO2 por bebé, en comparación con la leche de fórmula.
Además, la cantidad de agua caliente que se necesita para calentar los biberones de la leche de fórmula implicaría un gasto anual de energía equivalente a cargar ¡200 millones de smartphones!
¿Lo pueden imaginar?
“Sustituir (la lactancia) por una leche de fórmula implica el uso de recursos adicionales: el empleo de envases procedentes de la propia fórmula infantil, pero también el consumo de agua, el uso de los biberones, los productos para esterilizarlos, los calentadores, etc”, señala María José Rodríguez Lagunas.
Beneficios de la lactancia materna
Además de ser sostenible para el planeta, la lactancia tiene grandes beneficios para el niño y la madre.
- Protege al bebé de enfermedades infecciosas y crónicas.
- Reduce la mortalidad infantil por enfermedades como la diarrea o la neumonía.
- Promueve el desarrollo sensorial y cognitivo del bebé.
- Contribuye a la salud y el bienestar de la madre, además ayuda a espaciar los embarazos.
- Disminuye el riesgo de cáncer ovárico y mamario en las madres.
- Es una forma segura de alimentación y resulta inocua para el medio ambiente.