Es el cuarto comercio ilegal más grande del mundo, mueve millones de dólares y es una práctica que debe eliminarse por el bien del planeta entero.
Muchos son los problemas que enfrenta el planeta Tierra y que, lamentablemente, son responsabilidad de los seres humanos. El tráfico de especies, que incluye animales y plantas, es uno de los negocios ilícitos más dañinos y rentables del mundo.
Según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el tráfico ilegal de fauna silvestre mueve alrededor de 20 mil millones de dólares al año. Es el cuarto comercio ilegal más grande del mundo, después de las drogas, la trata de personas y la falsificación. ¿Lo sabías?
Por esta y las siguientes razones, debemos ser un poco más conscientes de lo que sucede detrás del tráfico de especies, porque aunque no estemos involucrados directamente, este problema nos afecta a todos. ¡Y debe erradicarse!
1. Amenaza al ecosistema y a la salud de la gente
El tráfico de especies es una amenaza para la conservación de animales en todo el mundo, además de que implica un grave riesgo para la salud. Al capturar un animal salvaje, transportarlo cientos o miles de kilómetros en malas condiciones y venderlo en un mercadillo donde pueden entrar en contacto con otros animales domésticos y salvajes (vivos o muertos), y con miles de seres humanos, estamos facilitando que los virus puedan saltar de una especie a otra y finalmente se transmitan a las personas.
2. No deben usarse para fines gastronómicos
La prohibición temporal (¡a ver cuánto les dura!) del comercio de fauna silvestre impuesta a China para combatir el coronavirus, les dio un respiro a algunas especies de animales consideradas exóticas para su cocina o su uso en la medicina tradicional china. Estos animales están catalogados en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como especies vulnerables.
El tráfico de especies está muy extendido en China, Vietnam y Tailandia. Esta práctica afecta principalmente al pangolín, el mamífero que más se trafica en el mundo: se venden más de 100 mil ejemplares al año. Sus escamas se emplean para hacer medicamentos y su carne se come.
3. No son una cura para enfermedades
También se comercia con tigres, por sus huesos y su bilis; con rinocerontes, cuyo cuerno se cree que tiene poderes medicinales. E incluso en Vietnam se piensa que puede curar el cáncer. Otro ejemplo son los búhos, porque se dice que sus plumas tienen gran cantidad de queratina, una proteína que revitalizar pelo, uñas y piel.
Cuando se traslada a un animal miles de kilómetros a través de los mercados, puede entrar en contacto con otros animales, vivos o muertos, lo cual favorece la propagación de diversas zoonosis.
4. Mueren cientos de guardabosques
El trafico de especies no solo se cobra vidas animales, sino también vidas humanas. En los últimos 10 años, casi 1.000 guardabosques han sido asesinados defendiendo elefantes, rinocerontes y otras especies contra los cazadores furtivos.
5. Las plantas medicinales deben preservarse
De acuerdo con National Geographic el tráfico de plantas medicinales es un negocio muy lucrativo, de las cuales se transportan de forma ilegal hasta 440.000 toneladas cada año.
Afortunadamente organizaciones como la WWF se han propuesto luchar contra el tráfico de especies. Y por ello crearon la campaña STOP Tráfico de especies, que ha logrado frenar un 10% el tráfico ilegal de animales y plantas en África. Pero… ¡aún falta mucho!
También puedes leer: ¡GRAN NOTICIA! Los pandas ya no están en peligro de extinción.
Suscríbete aquí a nuestro newsletter semanal y recibe buenas noticias directamente en tu correo electrónico.