El avance se basa en insectos que comen plástico descubiertos por primera vez en 2016 en Japón y, promete lograr el reciclaje completo.
Científicos crearon una superenzima que degrada las botellas de plástico seis veces más rápido e incluso podría usarse para reciclar en los próximos años. Está superenzima deriva de bacterias que desarrollaron naturalmente la capacidad de comer plástico, lo que permite el reciclaje completo de las botellas.
Los investigadores creen que al combinarlo con enzimas que descomponen el algodón también podría permitir que se recicle la ropa de tejidos mixtos. No es un secreto que alrededor del mundo millones de toneladas de ropa terminan en basureros o se incineran. Actualmente es muy difícil descomponer las botellas de plástico en sus componentes químicos para reciclarlas. Esto significa que cada año se crean más plásticos nuevos a partir del aceite.
La creación de esta superenzima se logró gracias a la unión de dos enzimas separadas, las cuales se encontraron en la bacteria come-plástico. En 2018, los científicos revelaron una versión que descomponía el material al paso de varios días, pero la superenzima funciona seis veces más rápido.
Reciclaje a partir de la naturaleza
“Este es un camino hacia el intento de producir enzimas más rápidas que sean más relevantes industrialmente. Pero también es una de esas historias sobre aprender de la naturaleza y luego llevarla al laboratorio”, dijo el profesor John McGeehan, de la Universidad de Portsmouth, Reino Unido.
En abril la empresa francesa ‘Carbios’ reveló una enzima diferente, que fue originalmente descubierta en un montón de hojas de abono. Esta enzima degrada el 90% de las botellas de plástico en 10 horas, pero requiere calentamiento por encima de 70º C. La recién creada superenzima funciona a temperatura ambiente y McGeehan dice que la combinación de diferentes enfoques podría acelerar el progreso hacia el uso comercial.
“Si podemos producir enzimas mejores y más rápidas uniéndolas y proporcionándolas a empresas como Carbios […] podría empezar a hacer esto dentro de los próximos dos años”. La investigación de 2018 determinó la estructura de una enzima, llamada PETasa, puede atacar la superficie dura y cristalina de las botellas de plástico. Pero descubrieron por accidente que una versión mutante funcionaba un 20% más rápido.
Este nuevo estudio analizó una segunda enzima, también encontrada en las bacterias japonesas, que duplica la velocidad de descomposición de los grupos químicos liberados por la primera enzima. Las bacterias que descomponen polímeros naturales como la celulosa han desarrollado este enfoque gemelo durante millones de años. Los investigadores pensaron que al conectar las dos enzimas juntas, podría aumentar la velocidad de degradación y permitirles trabajar más estrechamente.
La combinación de las enzimas que comen plástico con las existentes que descomponen fibras naturales podría permitir que los materiales mezclados se reciclen por completo, dijo McGeehan. Las investigaciones también han encontrado insectos que se alimentan de otros plásticos como el poliuretano, que se usa mucho pero que rara vez se recicla.
La investigación se lleva a cabo por científicos de la Universidad de Portsmouth en conjunto con otras cuatro instituciones estadounidenses y se publica en la revista Proceedings of the National Academy os Sciences.