La nueva película de Arturo Ripstein, El diablo entre las piernas, es una historia de celos, amor y sexualidad en la vejez. Se puede ver en Cinépolis.
Vuelve Arturo Ripstein con su sello propio. El director de cine mexicano estrenó el cinco de mayo El diablo entre las piernas, una película que retrata la sexualidad y los sentimientos intensos que también se afectan a la vejez. La protagonista es Beatriz, a quien interpreta Sylvia Pasquel. Ella vive soportando el maltrato y humillaciones de su esposo, que además tiene una amante. Una forma de visibilizar que también los celos y las discusiones minan las relaciones en las parejas ancianas.
“La sexualidad de la película tiene como función demostrar la tortuosidad del amor. Es una pareja que vive una extraña manía. Un amor que los mantiene unidos, cargado de odio, reproches e insultos. Pero amor al final, en donde ellos subliman y tergiversan. Ella cree que los insultos son halagos. Escribir la historia después de percatarme de la enorme diferencia que hay entre mis fotos y mi reflejo en el espejo, me hizo reflexionar sobre la vejez. Me puse a escribir sobre mí y mi generación”, explicó la guionista, Paz Alicia Garciadiego sobre la cinta.
Lo que Garciadiego y Ripstein quieren es provocar la reflexión sobre las pasiones, el amor y la sexualidad en los adultos mayores. “Al margen de las emociones que alguna vez estuvieron, lo que hicimos entre todos es mostrar a los seres humanos con las pasiones vigentes. Es muy importante hablar de la sexualidad en la vejez. Será un shock para los jóvenes que la vean” adelantó la actriz mexicana Patricia Reyes Spíndola, otras de las actrices de la película y asidua en las películas del director, como en La Mujer del Puerto.
Uno de los desafíos ha sido perder el pudor a la hora de las escenas de lujuria en una edad avanzada. Sylvia Pasquel declaró: “Esta película fue una prueba importante porque exigía quitarme de muchos atavismos, sentimientos, y pudor. Hacer mi primer desnudo frente a cámara, a pesar de ser un desnudo parcial fue un gran reto. Tuve que vencer el miedo y tener la confianza de saber que no era yo la que estaba ahí, sino Beatriz”, admite.
Blanco y negro para dar fuerza a la historia
Arturo Ripstein también explicó por qué escogió el blanco y negro para su proyecto: “El color hace que el cine se parezca mucho a la realidad. El blanco y negro lo mismo lo hace más real que lo real. La estética del blanco y negro es la posibilidad de lo unívoco, tiene una fuerza indiscutible. La noción de la película es presentar un retrato, un elogio a los celos, mismos que le dan una circularidad que se refleja en los planos secuencia”.
Desde el 5 de mayo se puede ver en los cines de Cinépolis.
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