El nuevo modelo de energía nuclear en Rusia se produce en plantas más pequeñas y supuestamente más seguras. ¿Será la alternativa que necesitamos?
Pevek es una ciudad remota de Siberia, una de las zonas más frías del planeta. Aquí, el gobierno ruso está volviendo a probar con la energía nuclear como una forma de brindar calefacción a la gente. Pero al mismo tiempo como una forma de minimizar el cambio climático.
Por supuesto, cuando escuchamos energía nuclear y Rusia en una misma oración, ninguna imagen positiva puede venir a nuestra mente. Sin embargo, el gobierno de esta pequeña ciudad asegura que es el camino más adecuado frente a la crisis climática.
Para empezar, la fuente de energía nuclear de este pueblo en Rusia no es el típico reactor con enormes torres de enfriamiento. Sino el primero de una nueva generación de plantas nucleares más pequeñas y posiblemente más versátiles.
Este modelo de planta nuclear se encuentra flotando sobre una especie de buque en el océano Ártico y genera energía únicamente para consumo doméstico.
La calefacción residencial propulsada por energía nuclear es distinta a las calderas de agua o calefactores que funcionan con energía generada por fuentes nucleares.
Esta calefacción nuclear directa hace circular el agua entre una central eléctrica y los hogares. Y transfiere directamente el calor resultado del choque de átomos de uranio.
Energía nuclear, ¿una solución al cambio climático?
Calentar los hogares con energía nuclear tiene muchos beneficios ambientales, dicen los propulsores de este nuevo modelo de plantas generadoras de energía.
El principal beneficio es que se evita el desperdicio de calor que por lo general se escapa en forma de vapor de las torres de enfriamiento de las plantas nucleares. Y, en lugar de ello, se vuelve a captar para usarlo en la calefacción residencial.
El modelo parece tan rentable y tan prometedor que Rusia lo presentó como una de sus apuestas de energías sostenibles en la reciente cumbre COP26, en Estocolmo.
Incluso, el New York Times dio a conocer que ya hay empresas en Estados Unidos, China y Francia que están considerando fabricar el tipo de reactores pequeños como los de Pevek.
Por supuesto que no todos han recibido la noticia con los brazos abiertos. Algunos expertos han expresado su preocupación ante los riesgos potenciales, pues ya ha habido numerosos derrames y accidentes en submarinos rusos y soviéticos que emplearon reactores pequeños similares.
Por ejemplo, en 1989 y 2000 se hundieron submarinos nucleares. Y no olvidemos la catástrofe de Chernóbil, en la antigua Bielorrusia, que sigue causando estragos ambientales más de 30 años después.
Pese a todo, el experimento en Siberia podría ser crucial para convencer a los países de que usar energía nuclear es una alternativa para disminuir los efectos del cambio climático. Al menos por el lado de la reducción de emisiones de CO2.
Y tú, ¿tomarías una ducha caliente con energía nuclear? Habrá que pensárselo más de dos veces, ¿no crees?
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