Israel Loyola es el chef encargado de darle vida al Restaurante Sin Nombre, concepto que busca llevar la cocina oaxaqueña a algo más profundo.
Cuando pensamos en la cocina contemporánea y tradicional de Oaxaca, de inmediato llegan a nuestra mente las tlayudas, la carne, el chorizo, los bichos, el queso y el mole, pero en el centro de la capital de Oaxaca hay un restaurante que apuesta por algo más. Dentro del Hotel Sin Nombre, se cocina un proyecto gastronómico fuera de los estándares tradicionales y se llama Restaurante Sin Nombre.
A cargo del chef Israel Loyola, este espacio te ofrecerá alimentos veganos hechos con mucho corazón e ingredientes típicos de temporada.
Oriundo de Huajuapan de León, una ciudad de Oaxaca, el chef Loyola le da vida a este lugar que significó un reto en su carrera. Con un menú de platillos exclusivamente veganos en Oaxaca, no parecía nada fácil que el Restaurante Sin Nombre obtuviera popularidad.
El motivo de ser del Restaurante Sin Nombre se debe a su socia, Elliott Bennett, quien apoya totalmente este tipo de alimentación y consumo. Otra de las razones, es que en Oaxaca existen ingredientes suficientes para llevar a cabo una alimentación de este tipo.
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Una opción gastronómica vegana en el corazón de Oaxaca
Oaxaca es la tierra de los sabores, los colores de su comida se deben a la cantidad de especias que abundan en este paraíso gastronómico. Maíz, hierba santa, chiles o epazote son los protagonistas de sus platillos de manera recurrente.
Aunque la carne forma parte importante de la alimentación de los oaxaqueños, muchos de sus pueblos subsisten del cultivo de vegetales, mismos que llegan a su mesa para sustituir la carne.
En localidades como Huajuapan, es común que las personas que trabajan en el campo lleven su comida para la larga jornada al sembrar el maíz. Frijoles martajados, masa y hierba santa son suficientes para preparar chochoyotes, un platillo delicioso que no necesita de carne.
El Restaurante Sin Nombre busca llevar estas técnicas y tradiciones a la alta cocina contemporánea. Al ver los platos en las mesas del restaurante, todo toma sentido cuando cada uno de los elementos es explicado por el personal de servicio.
Ir a comer al Sin Nombre es una experiencia completa. Al llegar al hotel, el comedor es lo primero que salta a la vista; para entrar es necesario quitarse los zapatos, caminar por los tapetes hechos en la región y sentarse en el piso. El menú es a la carta y de degustación, cambia con la estación para tener los ingredientes más frescos de la temporada.
Uno de los aspectos más importantes, es que los proveedores de vegetales del chef Loyola, son los productores locales, que buscan que las verduras crezcan en tierras sanas y que el cultivo sea respetuoso y orgánico.
Los platillos del Restaurante Sin Nombre dicen mucho de la historia de Oaxaca, hablan de las generaciones a través de la cocina moderna. Es una experiencia que reinterpreta los matices herbáceos de la tradición oaxaqueña.